"Yo mismo te acompañaré y te haré descansar —dijo el Señor." Éxodo 33.14
La práctica de la Presencia de Dios requiere centrarnos en Él, lo cual puede ser una ardua tarea a veces. Concentrarnos en Dios y permanecer en su amorosa presencia es fuente de gozo y paz, pero el silencio exige, muchas veces, una fuerte determinación.
"El Dios eterno es tu refugio, su eterno poder es tu apoyo..." Deuteronomio 33.27
En la meditación, la relajación es tanto o más importante que la concentración, ya que basta nuestro consentimiento a la acción de la gracia. La concentración y la relajación son los polos necesarios de una meditación balanceada. Muchos caemos en un innecesario desgaste por querer permanecer en la Presencia a fuerza de nuestra concentración, cuando lo cierto es que en ningún momento o circunstancia estamos alejados de Dios.
"Dios no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos." Hechos 17.27-28
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