jueves, 28 de noviembre de 2024

Un nuevo pacto

"Vienen días en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
—Palabra del Señor.
No será un pacto como el que hice con sus padres cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Porque yo fui para ellos como un marido, pero ellos quebrantaron mi pacto.
—Palabra del Señor.
Cuando hayan pasado esos días, el pacto que haré con la casa de Israel será el siguiente: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
—Palabra del Señor.
Nadie volverá a enseñar a su prójimo ni a su hermano, ni le dirá: “Conoce al Señor”, porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Y yo perdonaré su maldad, y no volveré a acordarme de su pecado.»
—Palabra del Señor." Jeremías 31:31-34

Dios, desde el comienzo, ha querido y quiere una relación de comunión, compañerismo e intimidad con el ser humano y con toda su creación. Sin embargo, la humanidad ha vivido y vive dando la espalda a la voluntad divina. El Padre amoroso no desiste, y a través de las generaciones, primero con individuos, luego con familias, tribus, un pueblo, y finalmente toda la humanidad ha hecho alianzas de perdón, reconciliación y paz.



El nuevo pacto, a diferencia del antiguo, no está fundado sobre observancias externas sino en la transformación del corazón. Cuando nuestro pensamiento y nuestra actitud comienza a funcionar desde la luz del Espíritu de Cristo, nuestra vida entera se relaciona directamente con Dios, y entramos bajo una nueva y más alta actividad del espíritu, la mente y el cuerpo. En las Escrituras esto se llama la “gracia y verdad” que vino a través de Jesucristo (Juan 1:17).

El significado de ser llevados al desierto es el proceso de pasar de la oscuridad mortal (Egipto) a una lucha ardua entre la conciencia espiritual y el materialismo, en tanto que marchamos hacia la tierra prometida. En ese punto es donde se encuentra la gran mayoría de los cristianos hoy en día. Están siguiendo la luz con fe y confianza, como dice el Señor en el versículo 32, “el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto”, pero aún no vivimos con fidelidad exclusiva al Señor.

La comprensión de la verdad fundamental de que la relación con Dios es espiritual en lugar de material aviva y amplía nuestra conciencia espiritual. El corazón, o el amor de Dios, se pone en acción cuando el Espíritu Santo nos ilumina y nos dirige. Nos movemos desde nuestro corazón espiritual; no por el impacto del pensamiento externo, sino por el impulso de la verdad que viene de la palabra eterna de Dios. Jesús dijo: “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta [la mente], el Padre, que me envió, me dio también el mandamiento de lo que debo decir y de lo que debo hablar”(Juan 12:49).

Versículo para memorizar: Jeremías 31:33-34

Oración: Señor, concédeme, por gracia, nunca separar mi voluntad de la tuya y de ser fiel, hasta el fin de mi vida, en fortalecer mi obediencia a tu Soberana voluntad y en atraer cuantas almas pueda hacia ti, para que todos los redimidos te adoremos temporal y eternamente. Amén.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Fortalezcan las manos cansadas y afirmen las rodillas endebles

"Fortalezcan las manos cansadas y afirmen las rodillas endebles. Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen. Dios mismo viene, y él los salvará.»" Isaías 35:3-4

La fe es la cualidad de la mente y el corazón que nos lleva a perseverar en creer y en hacer lo que a la percepción sensorial le parece imposible. La fe es la certeza de lo que se espera. La fe no se limita a la religión, sino que tiene que ver con todos los aspectos de la vida. 

La fe funciona tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. De nosotros depende la elección. Si queremos remover montañas, debemos tener fe en Dios. Una cantidad muy pequeña de ese tipo de fe bastará, según las enseñanzas de Jesús. “Señor, ¡aumenta nuestra fe!”

La fe crece en el espíritu y moldea la mente; más bien se expande. Esta expansión es más rápida cuando se asocia con otras cualidades espirituales, como el discernimiento y el amor. Todo es posible para aquellos que creen en Dios que actúa a través de ellos en amor y rectitud.