miércoles, 11 de diciembre de 2024

La palabra de nuestro Dios permanece para siempre

El Dios de ustedes dice: 
«Consuelen a mi pueblo; ¡consuélenlo! ¡Hablen al corazón de Jerusalén! ¡Díganle a voz en cuello que ya se ha cumplido su tiempo, que su pecado ya ha sido perdonado; que ya ha recibido de manos del Señor el doble por todos sus pecados.»
Una voz clama en el desierto:
«Preparen el camino del Señor; enderecen en el páramo una calzada a nuestro Dios. Que todo valle sea enaltecido; que se hunda todo monte y collado; que se enderece lo torcido y que lo áspero se allane. Se manifestará la gloria del Señor, y la humanidad entera la verá. La boca del Señor ha hablado.»
Una voz decía: «¡Grita!»
Y yo respondí: «¿Y qué debo de gritar?»
«Grita que toda carne es como la hierba, y que su belleza es como la flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento del Señor sopla sobre ella. Y a decir verdad, el pueblo es como la hierba. Sí, la hierba se seca, y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.» Isaías 40:1-8

¿Cuál es la fuente del consuelo más profundo y duradero para la humanidad? Los seres humanos solamente encontramos consuelo verdadero y duradero sólo en el Espíritu. Jesucristo describió al “Consolador” como el “Espíritu de verdad”, que “estará en vosotros”. En materia de consuelo, ¿será que podemos bastarnos a nosotros mismos? Tan sólo el Espíritu de verdad es suficiente para consolarnos cuando apelamos a él y permitimos que nos ayude a equilibrar nuestra vida de acuerdo con la norma divina.



¿Cómo expresamos la cualidad espiritual que Jesús llamó “Espíritu de verdad”? Lo hacemos por medio del entendimiento espiritual. O sea, el discernimiento entre lo eterno y lo efímero. Isaías intuyó que el ser humano debe distinguir lo duradero de lo transitorio, y clamó que toda carne es como la hierba, pero que “la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”.

¿Cuáles son las buenas nuevas para Sión y Jerusalén? Estos son el anuncio de que quienes alcancen la conciencia espiritual (Sión) y la paz (Jerusalén) verán a Dios (“¡He aquí vuestro Dios!”) y que Dios es amor (“Como pastor apacentará su rebaño, en su brazo recogerá los corderos, en su seno los llevará, y pastoreará con suavidad a las crías”).

¿Por qué dice el profeta que Jerusalén recibió “el doble por sus pecados”? Jerusalén, la conciencia de paz en nuestro íntimo, se ve perturbada cuando pecamos o no cumplimos con la ley divina. Cuando dejamos de pecar, continuamos sufriendo, no obstante, hasta que borramos de nuestra mente el recuerdo de los pecados pasados ​​mediante un cambio de mentalidad o “arrepentimiento”.

¿Cuál es la primera voz que Isaías oye clamar en esta lectura? La voz del buen juicio y del sentido común clama a la humanidad para que se prepare para seguir el camino por el cual le llegará su bien. La preparación es necesaria.

¿Qué son el “páramo” y el “desierto” mencionados en esta lección? Ambas palabras representan el aspecto subconsciente de la naturaleza humana. ¿Cuál es el gran proceso de nivelación y suavizado del que habla el profeta? El proceso de formar nuevos hábitos de pensamiento para reemplazar los viejos que estaban llenos de errores nivela todas las desigualdades y suaviza todas las dificultades.

jueves, 5 de diciembre de 2024

¡Ya viene el día!

¡Ya viene el día, candente como un horno! En ese día, todos los soberbios y todos los malhechores serán como estopa, y serán consumidos hasta las raíces. ¡No quedará de ellos ni una rama! Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
Pero para ustedes, los que temen mi nombre, brillará un sol de justicia que les traerá salvación. Entonces ustedes saltarán de alegría, como los becerros cuando se apartan de la manada. El día que yo actúe, ustedes aplastarán a los malvados hasta convertirlos en ceniza debajo de sus pies. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.
«Acuérdense de la ley de mi siervo Moisés, a quien en Horeb le di ordenanzas y leyes para todo Israel.
Tomen en cuenta que, antes de que llegue el día grande y terrible del Señor, yo les enviaré al profeta Elías. Y él hará que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos, y que el corazón de los hijos se vuelva hacia los padres, para que yo no venga a destruir la tierra por completo.» Malaquías 4:1-6

¿Qué es “el gran día del Señor”? Es un tiempo de juicio, el tiempo en que la ley divina sopesa la conciencia materialista y la expresión de vida de un pueblo contra los valores absolutos de lo correcto y la justicia, y exige rendición cuentas. Si bien las Escrituras claramente hablan de un juicio final en la consumación de los tiempos, también enfrentamos un juicio de vida cada día de nuestra existencia.

¿Tiene que ser necesariamente este “día” un “día ardiente como un horno”? No. Lo es solamente cuando los seres humanos hacen hecho caso omiso continuamente de la ley divina y siguen sus formas egoístas de pensar y vivir. Tales formas de pensamiento, expresión y acción conducen finalmente a la destrucción no sólo de individuos sino de pueblos y naciones enteras.



¿Qué significado tiene reconciliar a los padres con los hijos, y éstos con sus padres? Cuando se lee según la letra, la profecía describe el propósito de Dios de restaurar las familias para que el pueblo no sufra su destrucción. De modo más profundo exhorta a la reconciliación y comunión con el Padre lo que, al fin y al cabo, libra de la destrucción eterna.