viernes, 21 de diciembre de 2018

De lo profundo de las eras

“Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que
es CRISTO, el Señor.”

Rey de reyes y Señor de señores,
pequeño y manso entre los pobres.
Misterio, abismo de luminosa
oscuridad que alumbra todo…

De lo profundo de las eras,
de los confines de lo eterno,
viniste para compartir la suerte
del barro efímero que formaste.

Tu fragilidad es la fortaleza.
En pequeñez paupérrima
la majestad resplandece,

no está en el triunfo la victoria,
ni significa el despojo la derrota.
Vacío, Tú lo llenas todo…


viernes, 7 de diciembre de 2018

Sabiduría

"Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche." Santiago 1.5

El enorme, casi infinito, flujo de información con el que somos bombardeados constantemente, nos ha llevado a pensar que la acumulación de datos es sinónimo de conocimiento, inteligencia y sabiduría. Sin embargo, basta una mirada para danos cuenta que no es así. Más bien todo lo contrario; la indigesta cantidad de información reduce la capacidad de discernir, y de actuar sabiamente.


Ansiosos por estar al corriente, hambrientos de la última noticia, afanados por el novísimo avance tecnológico, vamos perdiendo lo que nos hace humanos. No hay nada de malo en sí en la información, la erudición o la tecnología, pero deben ser tratadas con discernimiento. El discernimiento es la semilla de la sabiduría. Y la sabiduría no es una habilidad que podamos desarrollar por esfuerzo propio, sino un don de la misericordia divina. La sabiduría es una disposición del corazón.

"El principio de la sabiduría es el temor al Señor; los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza." Proverbios 1.7

Hace más de 3000 años el joven Salomón heredó el trono de Israel; no pidió a Dios riquezas ni larga vida, sino "sabiduría para guiar a tu pueblo". Poseer y acumular riquezas, sin sabiduría, pueden corromper y arruinar la vida entera. Poder vivir muchos años, sin sabiduría, puede significar una vida desperdiciada y sin sentido. Es la sabiduría la que da valor a la riqueza y al curso de la vida. La sabiduría que viene Dios es riqueza en sí misma, y es tesoro de vida eterna.