jueves, 27 de noviembre de 2014

Oración de Acción de Gracias


Este día es único y eterno. Este día es un don precioso.
Gracias por la noche oscura y la mañana radiante,
por cada instante ganado y perdido.
Gracias por mis seres queridos, los que están presentes
y los que se han marchado.
Gracias por la fortaleza y la debilidad,
por la enfermedad y la salud,
por la dicha y la melancolía.
Gracias por la luz, el viento, la comida,
y los sentidos que disponemos para disfrutarlos.
Gracias por la plenitud y las carencias,
por lo que sobra y lo que falta.
Gracias a la Vida, manifestación de la actividad divina.

lunes, 24 de noviembre de 2014

La ofrenda

Una cierta mentalidad de obligación comercial, o de corporativismo, ha quitado el carácter espiritual de la ofrenda para convertirla en una contribución social o, peor aún, en el honorario por un servicio recibido. Es claro que se maquilla esa actitud bajo una máscara de piedad, pero los efectos prácticos dan testimonio inequívoco de tal situación.



La Biblia siempre ha identificado la ofrenda como parte integrante de la adoración. No es el pago por algo recibido, sino una señal de gratitud y comunión. Por eso se rige por ciertos principios que marcan y preservan su carácter espiritual: Dios sólo acepta las ofrendas de los santos; la ofrenda es una señal de fiesta y gratuidad; ofrendar no es parte de un trato comercial con el Señor, no existe algo como la “bolsa de valores” de Dios.

Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría! 2 Corintios 9.7
 
Así como el acto de ofrendar, cuando se origina en una sana espiritualidad, es una forma de adoración espiritual, el uso de esas ofrendas debe dirigirse a los fines que los ofertantes tienen al dedicar sus dádivas a propósitos religiosos: el sustento del culto, la edificación de la comunidad y la generosidad compasiva.

“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.” Salmos 51.17

jueves, 20 de noviembre de 2014

Paz con nosotros mismos


Todo el mundo vivirá tranquilo bajo la sombra de su viña, o a la sombra de su higuera, porque así Dios lo ha prometido.” Miqueas 4.4


El ritmo de nuestra vida, nuestros anhelos y ansiedades, así como la presión ejercida por la familia y la sociedad, nos llevan a un constante estado de tensión y desasosiego. Eso si no contamos el profundo vacío que percibimos cuando miramos hacia el interior, en las profundidades de nuestro propio corazón.

Agustín un teólogo, pastor y predicador del siglo V dijo: “Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón anda inquieto, hasta que descanse en Ti”.

En Dios encontramos le verdadera paz, y lo cierto es que no podemos encontrarla fuera de Él. La paz de Dios es mucho más que una sensación de tranquilidad, es el disfrute de bienestar en su presencia. La paz del Señor incluye la salud, la alegría, la armonía y la justicia (todo eso significa la palabra hebrea Shalom).

En Dios encontramos seguridad. Nuestro mundo cada vez más caótico nos deja un sabor desagradable de incerteza y peligro constante. Pero, en el Señor, el temor desaparece para dar lugar a la certeza de la fe. El amor de Dios, como la luz, disipa las tinieblas del miedo, la desconfianza y el rencor.

En Dios encontramos descanso. En unión con el Señor, el afán y la ansiedad desaparecen. Podemos disfrutar de la abundante creación y providencia del Señor. Jesús lo expresó así: Vengan a mí, y yo los haré descansar.” Mateo 11.28

Todos los seres humanos soñamos con poder disfrutar de nuestras vidas. Y Dios desea que así sea. Él no nos creó para que anduviésemos sufrientes o preocupados, sino para que expresásemos su gloria y la plenitud de su vida.

Pero la paz, la seguridad y el descanso no pueden ser encontrados fuera de la comunión personal con el Señor. El único camino para alcanzar paz profunda, auténtica y duradera (¡eterna!) en, y con, nosotros mismos, es estar en una íntima relación con Dios.

“Aléjense del mal y hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz.” Salmos 34.14

lunes, 17 de noviembre de 2014

Un lugar de paz

Calla en presencia de Dios, y espera paciente a que actúe.” Salmos 37.7

¡Qué difícil resulta el silencio en nuestro tiempo! Nos aburre el silencio. Nos deprime el silencio. Nos aterroriza el silencio. Vivimos en un tiempo de agitación, actividad y ruido. Nuestro mundo ahoga la profundidad del ser humano en un mar de ruido. El silencio asusta, porque en él no nos podemos disfrazar.

El fruto del silencio verdadero es la paciencia, la calma y la paz autentica. En el silencio descubrimos nuestra propia nada y el todo de Dios. El silencio se perfecciona en la espera y se hace más fácil esperar cuando entramos al silencio.

Que las injusticias no turben nuestro corazón. Aunque parezca que a los malos les va mejor, no nos alteremos con eso. La justicia del Señor nunca falla, su ley es inmutable. En él no hay sombra de variación, ni carencia, ni error.



Aquietemos el torbellino causado por nuestros deseos. Lleguémonos al lugar de Paz que Dios ha preparado para nosotros. Y allí, en el silencioso jardín de la oración, encontraremos la visión de la gloria del Altísimos diciéndonos: “no teman, yo estoy aquí”.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Se hace camino al andar...



Toda persona que sinceramente aspira a hallar la luz divina en su interior necesita emprender un método definido de trabajo espiritual, escogiendo las prácticas que satisfagan mejor su búsqueda y sus expectativas, siempre sometiéndolas a la prueba de la experiencia. De nada sirve solamente leer libros, hacer resoluciones, o hablar piadosamente acerca del asunto.

Escoge un método definido de trabajo espiritual, practícalo a consciencia cada día, y persevera en él el tiempo suficiente para darle una razonable oportunidad de ser efectivo. Es ilusorio pretender tocar el piano después de tan solo dos o tres intentos, o manejar un vehículo sin una pequeña práctica preliminar.

Trabaja con un objetivo concreto, escogiendo de preferencia aquello que te cause una cierta dificultad. Trabaja en ello firmemente y si no muestras mejora alguna interna, espera unas cuantas semanas y entonces prueba tu método con otro problema. Si aún no obtienes resultados, entonces desecha este método y adopta uno nuevo. Recuerda, siempre hay una salida, una solución posible. El problema está realmente en encontrar tu propia forma para resolverlo, no en obtener la liberación de tus dificultades.

Les aseguro que, por ser mis discípulos, mi Padre les dará todo lo que pidan.” Juan 16.23

lunes, 10 de noviembre de 2014

Un puerto seguro


Decir que vivimos tiempos inciertos parece un simple frase hecha. La incerteza se ha hecho parte de nuestra cotidianeidad. Podemos afirmar, sin dudar, que la incerteza es la única certeza. Para algunos es un placer, casi masoquista, aferrarse a sus incertezas y al estrés que eso genera.

Muchas veces la vida ha sido comparada a las traicioneras olas de un mar tempestuoso. ¿Quién no se ha sentido así por lo menos una vez? Arrastrados por la fuerza de los acontecimientos. En un momento riendo y gozándonos de nuestra maravillosa existencia; al poco tiempo, hundidos en un foso oscuro de deseperanza y carencia.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4.13
 
No es necesario que fluctuemos en la confusión de ese mar. Dios nos ha provisto un adecuado puerto seguro, un lugar de paz. Ese puerto es la maravillosa presencia divina. Lleguemos a sus fuerte muelles y disfrutemos de la seguridad de su amorosa protección.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Renacimiento

El el noveno capítulo del libro de Isaías el profeta menciona el nombre del niño” y si comprendemos algo del simbolismo bíblico, percibiremos que en este punto vamos a aprender algo fundamental, ya que en la Biblia, el nombre de algo o de alguien es una referencia al carácter o naturaleza del objeto, lugar o persona mencionada. Un nombre no es simplemente una etiqueta fortuita, en realidad es una designación del alma. Isaías da cuatro nombres al Niño divino.



El primer nombre que el profeta menciona es Maravilloso Consejero. La palabra maravilloso que aquí se usa requiere una atención minuciosa. Implica en la Biblia exactamente, y sin medias tintas, nada menos que un milagro. La Biblia repetidamente menciona que los milagros pueden ocurrir y que de hecho ocurren.

Al nacer el Niño divino la conciencia interior, el milagro no se hará esperar. Eso no significa solamente que habrá más calma frente a las presentes circunstancias, sino también mayor capacidad de enfrentar las mismas dificultades, con mayor coraje y mente más alerta. Esto significa el milagro .

Jesús los miró y les dijo: — Para la gente, lograr eso es imposible; pero para Dios todo es posible.” Mateo 19:26

lunes, 3 de noviembre de 2014

La belleza de la Creación



La inmensidad, belleza y armonía de todo lo que existe es un canto de alabanza y un testimonio de la gloria del Creador. El sol radiante y esplendoroso, la luna brillante, son hermosos reflejos de aquel que es la Luz del mundo. ¡Gloria a Dios!

Vientos huracanados y suves brisas que soplan libres, como el Espíritu de quien los creó. Amenecer pacífico que nos canta la armonía amorosa de la paz celestial. Ocaso que nos trae a la memoria la finitud de nuestros días. ¡Gloria a Dios!

"Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa." Romanos 1.20

La pureza del agua, fiel testigo del Dios que nos lava de todas nuestras manchas. Ardiente fuego que nos abriga, nos alumbra y nos recuerda el juicio de Dios. ¡Gloria a Dios!

Esta bella tierra que el Señor creó, que nos viste y alimenta. Cosechas en su tiempo, bellísimas flores y paisajes. Toda la creación alaba al Señor. ¡Gloria a Dios!