viernes, 26 de agosto de 2022

Todo lo ha hecho bien



Las noticias vuelan, corren, y si no corren, vuelan;

trazos de verdad, rastros de mentiras, mentira es

la verdad: ¡a palabras necias, oídos sordos!

 

No hay peor sordo que el que escucha todo.

Oye todo, todo, todo, y sus oídos ciegos se hartan

de palabras, de ideas, de valores, de mentiras.

 

¡Ábrete! Ábrete a ti mismo, a tus semejantes,

ábrete al mundo, ábrete a Dios...

Saliva y tacto, manos y palabras, ojos tiernos

que sin más sonidos hablan la verdad única.

 

Y nos maravillamos, y alabamos, y bailamos.

Sin contarle a nadie, a todos les contamos

la buena noticia, que no vuela ni corre:

Vive en nosotros, en ti, y todo lo hace bien.

viernes, 19 de agosto de 2022

Seguridad

"Les he escrito estas cosas a ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna." 1 Juan 5.13

Todos los seres humanos buscamos seguridad, certeza. Nos gusta pensar que sabemos las respuestas, que dominamos el entorno, que nada puede sorprendernos. Sin embargo, nuestras certezas son efímeras cuando no francamente falsas. Poner la confianza en nosotros mismos, en otras personas, en el dinero o en la influencia decepciona tarde o temprano.

Después de un naufragio en una terrible tempestad, un marino pudo llegar a una pequeña roca y escalarla, y allí permaneció durante muchas horas.
Cuando al fin pudo ser rescatado, un amigo suyo le preguntó:
-¿No temblabas de espanto por estar tantas horas en tan precaria situación, amigo mío?.
-Sí –contestó el náufrago-, la verdad es que temblaba mucho; pero... ¡la roca no.! Y esto fue lo que me salvó...



La fe en Jesucristo nos da la seguridad más cierta y eterna: la salvación. Todo en el mundo pasa, Cristo no; él es la roca de nuestra salvación. Si creemos en el Hijo de Dios estamos seguros y en paz. "Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado", Juan 17.3.

viernes, 12 de agosto de 2022

La Ley del Señor es perfecta

"¡Cuánto amo yo tus enseñanzas! ¡Todo el día medito en ellas!" Salmos 119.97

El pensamiento griego nos ha legado un dualismo radical. Cuando meditamos sobre nuestra forma de ver el mundo, nos damos cuenta de lo profundamente que nos afecta el dualismo. Lo mismo que condiciona nuestro entendimiento individual, lo hace colectivamente. En nuestra cultura no hay unión posible entre santo y secular, cuerpo y alma, orden natural y sobrenatural.

Las Escrituras nos presentan una visión totalmente diferente: en Dios la naturaleza es sobrenatural y lo sobrenatural perfectamente natural y cotidiano. El poder de Dios y su amor infinito se manifiestan cada día al amanecer, y la alabanza de su misericordia al atardecer cada noche. No hay separación; la santidad de la ley divina se hace práctica en la vida, en el sueño y la vigilia, en el amar y ser amado, en la respiración y el alimento.



El teólogo y místico sueco, Emanuel Swedenborg dijo: "El brillo de la verdad no proviene de la verdad misma, porque dentro de la verdad no hay nada flamígero. La verdad brilla mediante la bondad, porque la bondad es como una llama que emite luz".

"La ley del Señor es perfecta, que refresca el alma. Los testimonios del Señor son fieles, que hacen sabio al sencillo". La vida santa es vivir el amor y la verdad del Señor en todos los aspectos de la vida. El amor y la verdad tampoco están separados en Dios; su amor es verdad y su verdad es amor. Por eso toda la ley se puede resumir en ser amados por Dios para amarlo sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. El Señor Jesucristo manifiesta la plenitud de su amor y de su verdad, y a través de Cristo el amor y la verdad nos son dados sin condiciones. Para que podamos amar como somos amados.

viernes, 5 de agosto de 2022

Humildad

"Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios." 3 Juan 11

En una cena de gala ofrecida por el gobernador, una dama de las más distinguidas se sintió ofendida al descubrir que estaba sentada al extremo de la mesa, en vez de estar cerca del anfitrión.
Al terminar la comida, se acercó al gobernador y le dijo con sequedad:
-Según parece, no se cuida usted de dónde se sientan sus invitados.
-Señora –replicó el gobernador-, a la gente realmente importante no le interesa el sitio donde se sienta; y sucede a veces que quienes se interesan por el sitio, no son importantes.

El teólogo y místico sueco Emanuel Swedenborg escribió: "Si nos orientamos únicamente hacia lo terrenal, entonces nos enfocamos en nosotros mismos, y nos amamos a nosotros mismos y al mundo material. Las personas espirituales no se enfocan en sí mismas, ni en el mundo material, a menos que eso sirva para proporcionar algún servicio espiritual. A las personas enfocadas en lo terrenal les parece tener vida cuando ascienden a puestos de importancia y de prestigio sobre otras personas. A las personas espirituales les parece tener vida en la humildad y en ser de menor importancia. Sin embargo, no evitan los puestos de importancia, a condición de que éstos puedan ser utilizados para servir al prójimo."

Es frecuente que, en el ámbito de la congregación cristiana, al igual que en la sociedad, los más ricos, instruidos o influyentes quieran ejercer su poder sobre sus hermanas y hermanos en la fe. El apóstol Juan hace un contraste entre la actitud mundana y el servicio espiritual, y deja muy claro qué es lo que agrada a Dios.



El apóstol Pablo nos exhorta a mantener la confesión de la fe cristiana, y su fruto de buenas obras; la centralidad de la obra de Cristo, el amor fraternal, la generosidad y la hospitalidad mutua. "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús", Gálatas 3.28