viernes, 29 de marzo de 2019

La luz ha llegado

"En ti se halla el manantial de la vida, y por tu luz podemos ver la luz." Salmos 36.9

El manantial de la vida es la salvación que Dios ya ha consumado, en Cristo, para el mundo entero. Ya no hay razón para la incredulidad, para la desesperanza, ni para el odio. El perdón y la reconciliación son realidad, son la luz de la vida. La luz ha llegado, está siempre presente para quien abra los ojos. La luz del Amor divino ha disipado las tinieblas, y la oscuridad ha desaparecido. La divina luz resplandece por medio de la palabra de Dios.


"Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino!" Salmos 119.105

La palabra de Dios es luz brillante que alumbra nuestros pasos. Pero constantemente nos acecha la tentación de guiarnos por nuestras propias leyes, nuestra lógica, nuestros deseos. Cuando sucumbimos a la tentación de apartarnos de la palabra divina, la oscuridad vuelve a nublar la visión. Pero es tan sólo una ilusión óptica que no puede apagar ni disminuir la luz que Dios derrama gratuita y generosamente sobre nosotros. En la palabra de Dios hallamos la perfecta libertad, la ley de la vida, la luz de la sabiduría, el calor del amor.

viernes, 22 de marzo de 2019

Luz del mundo

"Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida." Juan 8.12

Pocas veces paramos a pensar, meditar, ni mucho menos vivir, la profundidad de las enseñanzas de Jesús. El Maestro ciertamente dijo que Él es la "luz del mundo", pero no quedó en eso, sino que afirmó enfáticamente que sus seguidores también tendríamos esa luz. La vida de fe no se limita a tener informaciones sobre Dios, se vive en unión de corazones y voluntad con el Padre, por medio de Cristo, en el poder del Espíritu Santo.


"Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial." Mateo 5.14-16

No es necesario esforzarnos por ser algo que ya somos. Somos luz; nuestra responsabilidad es no ocultarnos, no mezquinar nuestro brillo, que no es nuestro sino de Dios. Donde impera el egoísmo, seamos solidarios. Cuando el odio se manifieste, curemos con perdón. Si la intolerancia rompe la armonía, iluminemos con compasión. De esa forma nuestra luz, la luz de Cristo que ilumina al mundo entero, resplandecerá, y la gloria de Dios será manifestada en todo y para todos.

viernes, 15 de marzo de 2019

Ser testigos de la verdad

"No tengo mayor gozo que oír que mis hijos andan en la verdad." 3 Juan 4


Uno de los medios más efectivos para el propio crecimiento espiritual es compartir la verdad con otras personas. El cristianismo no crece por medio de propaganda ni de reflexiones eruditas, sino por la comunión y la relación entre personas. El mismo Jesús nos ha dicho: "Por lo tanto, vayan y enseñen a todas las naciones", y "Este Evangelio debe primero ser predicado a todo el mundo".

"Quien dice la verdad proclama la justicia". Proverbios 12.17

El gran dramaturgo William Shakespeare expresó artísticamente un principio fundamental del Evangelio: "es una doble bendición, bendice a quien lo entrega y a quien lo recibe". No existe buena obra más provechosa, para nosotros mismos y nuestro prójimo, que compartir el camino de la vida con quienes nos rodean.

viernes, 1 de marzo de 2019

Pidan, y se les dará

"Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá." Mateo 7.7

Dios es puro amor y cuida del Universo entero, y de cada uno de nosotros, con bondad, ternura y sabiduría. Él nos da todo antes siquiera de que se lo pidamos. Cuida compasivamente de los buenos y también de los malos. Jesús dijo: "su Padre ya sabe de lo que ustedes tienen necesidad, antes de que ustedes le pidan". Con todo, nuestro amoroso Padre celestial desea tener una relación de confianza, cariño y providencia con sus hijas e hijos; por ello nos insta a pedir, buscar, y llamar


"Señor, yo confío en ti; ¡tú, Señor mi Dios, responderás por mí!" Salmos 38.15

El Maestro nos exhorta, ¡nos ordena!, "pidan, busquen, llamen"... Esa es nuestra parte. Dar, mostrar y abrir queda en manos de Dios. Cuando oremos no debemos sucumbir a la tentación de poner límites ni condiciones al Señor; Él responderá con amor, sabiduría y compasión. Su respuesta es la adecuada, ¡siempre!, aunque no coincida con nuestros deseos, como casi nunca coincide. Como dijera Martín Lutero: “La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en Su soberana voluntad”.