viernes, 31 de agosto de 2018

El misterio de la vida

"Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas." Juan 12.24

La naturaleza y la manifestación de la vida siguen siendo un misterio insondable. Podemos conocer los procesos de la vida y su manifestación, pero lo que es la vida en sí misma no lo sabemos. Esto es así porque la vida misma es un don directo de Dios y no hay mente humana que pueda penetrar en ella.

Jesús, el buen Maestro, usa el ejemplo de un grano de trigo que cualquier agricultor conoce. Es una semilla pequeña, no impresiona ni tiene mucho valor ante los ojos. No obstante, en su interior guarda el misterio de la vida que se multiplica y llena la tierra con alimento.


Como un grano de trigo, el Señor murió por nuestros pecados, fue sepultado en las entrañas de la tierra, y resucitó en gloria dando vida eterna a todos cuantos en èl creemos. "Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría." (Salmo 126.5)

viernes, 24 de agosto de 2018

Verdadera Sabiduría

"Jesús le dijo: —Yo entré en este mundo para hacer juicio, para dar vista a los ciegos y para demostrarles a los que creen que ven, que, en realidad, son ciegos." Juan 9.39

Ya casi ni nos sorprenden los avances científicos y tecnológicos. Tan habituados estamos a ellos que caemos ante la sutil tentación de pensar que esos progresos son o serán la respuesta para todos los problemas y ansias de la humanidad.

Sería necio negar los avances que el conocimiento humano ha logrado y las ventajas que ha traído. No obstante, más necio sería cerrar los ojos a los males que ha creado. En la ciencia, la educación y la religión, la sola razón es insuficiente, y frecuentemente perversa. "Pues la sabiduría de este mundo es necedad para Dios. Como dicen las Escrituras: «Él atrapa a los sabios en la trampa de su propia astucia»" (1 Corintios 3.19)


Sin Jesús, la perfecta revelación del Padre, somos ciegos. Sin importar nuestras capacidades intelectuales o nuestra filiación religiosa, sin la luz de Jesús somos ciegos. "Él es una luz para revelar a Dios a las naciones, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel!»." (Lucas 2.32)

viernes, 17 de agosto de 2018

Lo único necesario

"Jesús les dijo: —La única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado." Juan 6.29

Hay un mito clásico que cuenta la historia de una persona que debía empujar una piedra cuesta arriba y que alcanzaría la realización cuando llegase a sima. No importaba cuán lato subía, tarde o temprano el peso de la piedra la vencía y volvía a la base, frustrada y fracasada.

Algo similar ocurre con nosotros cuando tratamos de ganar la aprobación de Dios mediante nuestra virtud, nuestros esfuerzos o nuestra religiosidad. Más tarde o más temprano lo que somos realmente se revela y nos deja frustrados, desanimados y desesperanzados. Queremos ocultarnos y olvidarnos de Dios. "Entonces el Señor Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás?" (Génesis 3.9)


Dios nos creó, y nos conoce perfectamente. Por eso mismo no requiere de nosotros virtud, ni obras, ni rituales para aceptarnos, sino que se nos da Él mismo en su Hijo Jesucristo. En Cristo, el mismo Dios nos da todo aquello que requiere. "Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros." (Romanos 5.1)

viernes, 10 de agosto de 2018

La voz de la Verdad

"Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios." Juan 3.36

Cada día somos influidos por un cúmulo inmensurable de voces contradictorias. Las noticias, la política, la cultura y hasta la religión nos llevan de un lado al otro sin dejarnos parar a darnos cuenta que su sinfonía está muy desafinada. ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vamos a orientarnos en un ambiente tan caótico? ¿Qué resultado podemos esperar? 

Dios, lleno de amor y compasión, no nos ha dejado a la deriva. Más allá de las diferencias superficiales, la confusión que vivimos es la misma que toda la humanidad ha padecido desde el inicio por causa del pecado, ya que la raíz del pecado es dar la espalda a la voz de Dios. El Padre, bondadoso y comprensivo, nos invita a dejar atrás los ruidos disonantes que el mundo nos ofrece y dar oído a la única voz que nos da vida:«Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo. Escúchenlo a él» (Mateo 17.5).

Hoy, como ayer, como siempre, Dios nos invita tiernamente mediante su Palabra a escuchar su dulce voz de gracia, perdón y reconciliación. Hoy, como ayer, como siempre, podemos librarnos de la desorientación y el temor aferrándonos a Jesucristo. Jesús es la Buena Noticia. Jesús es nuestro bondadoso gobernante. Jesús es la verdad en persona. Jesús es nuestro camino al Padre. "Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna" (Juan 6.68).


viernes, 3 de agosto de 2018

¿Salario o regalo?

"Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor."Romanos 6.23

La ley de Dios es más que un conjunto de mandamientos que exigen obediencia, es la expresión del carácter justo, recto y bondadoso del Señor. Si bien con la boca decimos que no somos perfectos, todos pensamos poder cumplir los requisitos de la ley y merecer un generoso pago por ello.

Cuanto más nos esforzamos por cumplir la ley, más se manifiesta el pecado en nosotros. Cuanto más pensamos que merecemos un premio por nuestra bondad, tanto más el peso de la muerte se cierne sobre nosotros. "Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos." (Romanos 3.20)


Dios es un Padre amoroso, no un patrón opresivo. Él no desea con nosotros una relación comercial de obras y salarios, sino un vínculo de amor filial. En Cristo no nos ofrece un pago por nuestra bondad, nos da el único remedio para nuestra maldad; gratuitamente, por puro amor. El regalo de Dios, su propio Hijo, es vida. "Cuando la gente trabaja, el salario que recibe no es un regalo sino algo que se ha ganado; pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores." (Romanos 4.4-5)