martes, 30 de diciembre de 2014

Resoluciones de Año Nuevo

Al llegar estas fechas es normal sensibilizarnos, hacer un balance del año que llega a su fin, y tomar resoluciones prospectivas para la consecusión de los propósitos que nos planteamos de cara al año que se avecina. Se formulan planes para todo, con la total confianza de que el simple progreso cronológico sea factor suficiente para que todo cambie y sea mejor.

Actuamos, generalmente, como si fuésemos dueños del futuro. Sin embargo. a poco de empezar ese año lleno de promesas, la mayoría de nosotros comienza a ver lo difícil que se hace mantener resoluciones que tomamos sin tener en cuenta que el futuro aún no está aquí. Tristemente, al llegar, el futuro promisor va acumulándose como parte del pasado decepcionante.

"Escúchenme, ustedes, los que dicen: «Hoy o mañana iremos a la ciudad; allí nos quedaremos todo un año, y haremos buenos negocios y ganaremos mucho dinero.» ¿Cómo pueden hablar así, cuando ni siquiera saben lo que les va a suceder mañana? Su vida es como la niebla: aparece por un poco de tiempo, y luego desaparece. Más bien, deberían decir: «Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» Sin embargo, a ustedes les gusta hablar con orgullo, como si fueran dueños del futuro, y eso es muy malo." Santiago 4.13-16

No está nada mal recordar el camino recorrido, contabilizar las experiencias y capitalizar lo obtenido. También es bueno proyectar metas, hacer planes y mirar hacia el futuro con confianza. No obstante, si queremos vivir plenamente, nunca debemos olvidar que el único tiempo real es ahora.

"Hagamos fiesta en este día, porque en un día como éste Dios actuó en nuestro favor." Salmos 118.24

Vivamos cada día como si fuera el único. Tomemos cada mínimo instante como un tesoro invaluable y precioso. Ahora es el tiempo, ahora es el momento. No hagamos resoluciones fantasiosas que hipotequen nuestro futuro y auguren inevitables decepciones, sino adoptemos una actitud alegre ante la vida como es. Si cada minuto es vivido plenamente, podemos estar seguros de emprender un nuevo año con optimismo, valor y alegría.
 

sábado, 27 de diciembre de 2014

Paz perfecta y duradera

Dios hará vivir en paz a quienes le son fieles y confían en él.” Isaías 26.3

La agitación y la intranquilidad parecen ser la moneda corriente de nuestra vida moderna. El ritmo cotidiano, el tránsito caótico, y la inseguridad reinante son capaces de hundirnos en un remolino extenuante.

Pero hay una paz que el mundo no conoce. Una paz perfecta y duradera. La paz que solamente Dios puede dar, y efectivamente da, a sus hijos, los que por la fe reciben el don de su gracia en Cristo Jesús.

La paz que Dios da es perfecta. Incluye el bienestar y la tranquilidad física, emocional y espiritual. Se disfruta individual y comunitariamente. A decir verdad, no existe verdadera paz si ésta no es compartida. La paz que Dios da se enraíza en la justicia. Es una bendición para su pueblo (Salmos 29.11) y es dada en, y por, Cristo (Juan 14.27).

Para recibir y gozar la paz del Señor, debemos mantenernos firmes junto a Él. Firmeza no significa, como algunos pueden pensar, “dureza”. La integridad es indispensable para gozar de la paz que Dios da. Un carácter fluctuante, inconstante y falto de autenticidad no es capaz de anhelar ni recibir la justicia de Dios que produce la paz. Dios exalta la lealtad (Salmos 101.6) y promete la corona de la vida para los fieles (Apocalipsis 2.10)

Los esfuerzos humanos poco, por no decir nada, pueden hacer para alcanzar la verdadera paz. Esa paz es de naturaleza divina, eterna e inalterable. La fe es el medio, el camino correcto, para alcanzar esa paz que sólo Dios puede dar y el mundo no puede de ningún modo conocer. La paz es afirmarnos en la Roca del Señor (Isaías 28.16) y esa Roca es Cristo (1Pedro 2.6).

Haciendo eco de las palabras del salmista: “busca la paz, y síguela”. Es necesario que, como hijos e hijas de Dios, busquemos la paz y la sigamos. Para alcanzar esa maravillosa paz que Dios nos ofrece, debemos desearla con todo nuestro ser, que afirmemos nuestro carácter en la integridad del carácter del Señor y que confiemos en que sólo su paz puede satisfacer el anhelo de nuestros corazones. ¡Shalom!

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Alegría, esperanza y reconciliación

"Si Cristo naciere mil veces en Belén, y no en ti, seguirás perdido eternamente." - Johannes Angelus Silesius


La época navideña, independientemente de las creencias religiosas que profesemos o la falta de ellas, es una temporada que propicia la alegría, la esperanza y la reconciliación. Y eso es, en esencia, lo que debería caracterizar toda auténtica experiencia espiritual.

"No tengan miedo. Les traigo una buena noticia que los dejará muy contentos: ¡Su Salvador acaba de nacer en Belén! ¡Es el Mesías, el Señor!" Lucas 2.10, 11

Cada día que pasa pareciera que las malas noticias aumentan en número y gravedad. ¡Cuánta falta le hace a nuestro mundo una verdadera buena noticia! El evangelio cristiano propone una magnífica buena nueva, pero no revestida de pompa ni espectacularidad, sino presente en la inocencia de un tierno niño, nacido en la pobreza, en una minúscula villa de una provincia olvidada. El milagro de la navidad es ese, percibir en lo pequeño la magnificencia de la vida.

No hay necesidad de buscar lo divino en una dimensión etérea y ajena a la vida cotidiana. La navidad nos recuerda que encontramos la presencia de Dios en cada rincón de nuestro mundo y en todo momento, basta mirar sensiblemente a niños y niñas, las montañas y los valles, las noches estrelladas. La alegría de sabernos vivos en la corriente de la vida de todo, la esperanza de aportar nuestro granito de arena a una mejor convivencia entre nosotros todos, y la reconciliación con Dios, con las personas y con el mundo que habitamos, en una fiesta que se hace para la humanidad.

"Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos, y ellos serán suyos para siempre. En efecto, Dios mismo será su único Dios." Apocalipsis 21.3

domingo, 21 de diciembre de 2014

El Rey del universo




Dios es dueño de toda la tierra
y de todo lo que hay en ella;
también es dueño del mundo
y de todos sus habitantes.
Dios afirmó la tierra
sobre el agua de los mares;
Dios afirmó este mundo
sobre el agua de los ríos.

Sólo puede subir al monte de Dios
y entrar en su santo templo
el que siempre hace lo bueno
y jamás piensa hacer lo malo;
el que no adora a dioses falsos
ni hace juramentos en su nombre.
Al que es así,
Dios lo llena de bendiciones;
¡Dios, su Salvador, le da la victoria!

Dios de Israel,
así son todos los que te buscan;
así son los que a ti acuden.

«¡Abran los portones de Jerusalén!
¡Dejen abiertas sus antiguas entradas!
¡Está pasando el Rey poderoso!»

«¿Y quién es este Rey poderoso?»

«¡Es el Dios de Israel;
Dios fuerte y valiente!
¡Es nuestro Dios,
el valiente guerrero!»

«¡Abran los portones de Jerusalén!
¡Dejen abiertas sus antiguas entradas!
¡Está pasando el Rey poderoso!»

«¿Y quién es este Rey poderoso?»

«¡Es el Dios de Israel,
el Rey poderoso!
¡Él es el Dios del universo!»

- Salmos 24 (TLA)

jueves, 18 de diciembre de 2014

Para servir



Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida.” Marcos 10.45



El servicio exige despojarse del orgullo, no se puede servir siendo altivo. Jesús, el Hijo unigénito de Dios, dijo a sus discípulos que Él no había venido para ser servido, sino para servir. En todas sus palabras, en todos sus gestos, en todas sus obras y señales, Jesús se presentó como el que sirve, manso y humilde, siempre dispuesto a la entrega compasiva y generosa.



Cada vez más los valores de la sociedad de consumo ganan espacio y prioridad en los corazones de los hombres y mujeres, aun de aquellos que se identifican a sí mismos como discípulos de Jesucristo. Impera la soberbia, el consumismo, la auto gratificación y el desprecio por los menos favorecidos. Muchos llegan a identificar, con fervor idolátrico, los valores de la economía de mercado con la voluntad de Dios. El servicio humilde y abnegado parece ser repulsivo para muchísimos “cristianos” de nuestra época.



Los seguidores de Jesús, sus discípulos y discípulas, de ningún modo somos mayores que nuestro Maestro. Dios quiere un pueblo nuevo, formado de personas renovadas por su amor y compasión. Los auténticos discípulos de Jesucristo inician su camino negándose a sí mismos (despojándose del egoísmo), tomando su propia cruz (muriendo a la propia voluntad, para hacer la voluntad de Dios) y siguiendo a Jesús (en forma viva y creativa).



“Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo: Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad. Al contrario, renunció a esa igualdad, y se hizo igual a nosotros, haciéndose esclavo de todos. Como hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz!” Filipenses 2.5-8

domingo, 14 de diciembre de 2014

Dios es amor

La gran mayoría de las personas concibe a Dios como un Padre amoroso y compasivo, pero Dios no es solamente amoroso, sino que Él es el amor en sí mismo, la naturaleza divina es puro amor. No hay ninguna circunstancia que permanezca impasible ante el amor. La Biblia dice: "Dios es amor. Cualquiera que ama a sus hermanos está íntimamente unido a Dios." 1 Juan 4.16
 
Allí donde hay miedo, no puede haber amor, y viceversa. El mejor modo de librarnos del miedo es abrirnos al amor divino. Reconocer y aceptar plenamente que Dios es amor es el remedio infalible contra el miedo. El amor divino no falta ni falla jamás. No obstante, es indispensable percibir que el amor divino no actúa desde afuera,  sino que irradia de la intimidad de nuestro propio corazón.

"Si se aman de verdad, entonces todos sabrán que ustedes son mis seguidores." Juan 13.35 

Cuando nuestras oraciones y nuestra vida espiritual no tienen vitalidad ni profundidad es, casi con certeza, porque está faltando en algún sentido la manifestación del amor divino. Practiquemos el amor sin cesar, no anidemos en nuestro interior ningún pensamiento, palabra o acción que sea contrario al amor de Dios, y veremos manifestarse la paz y la bendición en nuestras vidas.
 

viernes, 12 de diciembre de 2014

Dios esencial

Todos, en algún momento, nos hemos preguntado seriamente sobre quién y cómo es Dios. Teólogos y filósofos de todas las épocas han formulado las más variadas respuestas a las interrogantes sobre ¿cómo pensamos acerca de Dios? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cómo es su carácter?, ¿Dónde está? ¿Podemos nosotros tener contacto con Él y, de ser así, cómo?


La idea más importante a tener en cuenta, y que no debemos perder de vista, es que Dios no es un hombre magnificado. Intelectualmente, la mayor parte de la humanidad se ríe, por considerar pueril, de la idea de una divinidad antropomórfica, pero basta observar las ideas y el lenguaje sobre Dios para darnos cuenta de cuán profundamente esta concepción está arraigada en la mente humana.


La Biblia dice que Dios es espíritu y que aquellos que lo adoran, deben "adorarlo en espíritu y en verdad"... Adorarlo en espíritu significa elevarnos hacia una comprensión espiritual de su Naturaleza. Intentar definir a Dios con nuestros pensamientos y palabras equivaldría a reducirlo a la categoría de un ídolo mental




Meister Eckhart escribió: «El hombre no debe tener un Dios pensado ni contentarse con Él… Uno debe tener más bien un Dios esencial que se halla muy por encima de los pensamientos de los hombres y de todas las criaturas.» Pero nosotros podemos obtener un excelente conocimiento básico acerca de Dios, considerando diferentes aspectos de Su naturaleza y de su acción, sin por eso identificarlos con la esencia divina.


"Por medio de lo que Dios ha creado, todos podemos conocerlo, y también podemos ver su poder. Así que esa gente no tiene excusa." Romanos 1:20

martes, 9 de diciembre de 2014

Paz en las relaciones comunitarias

Ámense unos a otros como hermanos, y respétense siempre. Romanos 12.10


El mensaje que recibimos constantemente, por diversos medios, es que no existe nadie más importante que nosotros mismos.  La palabras más oída en cualquier idiomas es: “yo, yo, yo”… La inclinación al egoísmo y la crítica generan la mayor parte de los conflictos entre las personas, las familias y las naciones.

Dios nos invita a confiar en Él en todos los momentos y en todas las circunstancias, y a seguirlo en el camino de la paz. Ese camino va en la contramano de la senda que el mundo sigue y considera normal. Pero la meta del camino de Dios es Dios mismo, y su fruto es paz con Él, con nosotros mismos y con todos los que nos rodean.

La humanidad toda es, en esencia, una misma y única familia. No se trata de una postura filosófica, o de un discurso meloso para agradar. Es la plena verdad, derivada de la obra de Dios en la Creación. Dios verdaderamente es el creador de todos nosotros, podemos aceptarlo o rechazarlo, pero el hecho no cambia. Partiendo de ese hecho fundamental, nuestra perspectiva hacia el prójimo debería ser moldeada por el amor de Dios.

Podemos afirmar, con la Escritura, que el amor es el vínculo perfecto. Infelizmente, nuestra cultura desconoce el verdadero amor, y los torpes sustitutos que se ofrecen en su lugar no pueden nunca saciar el anhelo del corazón humano, solamente Dios puede infundirnos el verdadero amor, porque Dios es amor.  El amor auténtico se entrega a todos, libremente, sin importar el sacrificio, ni las consecuencias, es naturalmente arriesgado. El amor auténtico no tiene medida, se da.

A fin de cuentas, las buenas relaciones se resumen en el mandamiento del Señor: “Amar al prójimo como a sí mismo.” Pero, ¿qué significa eso? Significa pensar bien de los hermanos y las hermanas, y también de aquellos que no lo son. Significa expresarnos con buenas palabras hacia ellos y sobre ellos. Significa realizar buenas acciones para con todos.

Pablo les dijo a los atenienses que “de un solo hombre, Dios hizo a toda la humanidad”, eso quiere decir que sólo existe una familia, un único linaje humano. Dios es, muy verdaderamente, el hacedor de todos y cada uno de nosotros. Por creación, nosotros todos somos hermanos y hermanas. En esa verdad, en vivirla, podemos encontrar el más grande amor, la raíz de la paz.

Aléjense del mal y hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz. Salmos 34.14

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Paz para todos y todas

"Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios." Mateo 5.9 

Disfrutar de la paz que Dios nos da es maravilloso. La paz de Dios es justicia, alegría, salud y armonía. ¡Qué fuente inagotable de regocijo!

Pero Dios no desea que guardemos su paz en un rincón de nuestras vidas, sino que la extendamos hasta los confines de la tierra, para que su carácter de amor y bondad sea conocido por todos al ver la vida y la actividad de sus hijos e hijas.

Es común que nos sintamos apabullados por la expresión "trabajar por la paz", suena inalcanzable, utópico, titánico y lejos del alcance de nuestra limitada humanidad. Pero no es así, ser transformados en pacificadores y pacificadoras es una obra de la gracia de Dios. Significa principalmente vivir en paz. Es pensar, hablar y actuar pacíficamente para con todos y todas.

La paz del Señor nos hace felices. Solamente en su paz encontramos la paz... Sobre todo porque ese es el propósito de Dios. Pero también porque nos trae alegría, serenidad y confianza, que nos llenan el corazón y rebosan en el compartir.

Cuando trabajamos por la paz, Dios nos llama sus hijos e hijas. Él se identifica con los que contruyen la paz. El Señor bendice nuestro testimonio de paz y nuestra tarea de pacificadores. Y, en su amor de Padre, se alegra con nosotros.

Dios creó este mundo, y nos creó a nosotros todos y todas, para que su gloria se manifestase en plenitud. Esa plenitud es lo que expresa la palabra hebrea Shalom, paz.

El propósito del Señor continúa siendo el mismo, por eso Él quiere que nosotros, sus hijos e hijas, vivamos y proclamemos su paz a todo el universo.

"Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela." Salmos 34.14
   

lunes, 1 de diciembre de 2014

Aliviar la carga

Nuestra vida cotidiana es cada día más exigente y acelerada. Pareciera que, aun en los momentos de realtivo ocio, estamos cargados de actividades, preocupaciones y problemas; el tiempo y las fuerzas parecen no alcanzar.

 
Es en el poder interno, la fuente divina que todos llevamos dentro, que podemos encontrar alivio. Cuando hayamos accedido conscientemente a él y le hayamos permitido tomar nuestras cargas, gozaremos de plenitud y libertad. 

Cansancio, agresivividad, confusión, enfermedad y depresión se originan porque intentamos llevar demasiadas cargas, el peso es demasiado grande, ypuede llegar a aplastarnos. El Niño interior, nuestra chispa divina, es fuerte lo suficiente para aliviar nuestras cargas para curar nuestro cuerpo, borrar nuestros errores. 

"Mi amigo, te aconsejo que pongas en manos de Dios todo lo que te preocupa." Salmos 52.22
 
El Amoroso Padre celestial, que mora en lo más íntimo de nosotros mismos, siempre presente y Todopoderoso, el más Sabio, asume con alegría todas nuestras dificultades y cargas de principio a fin. En el amor divino encontramos el descanso y el alivio.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Oración de Acción de Gracias


Este día es único y eterno. Este día es un don precioso.
Gracias por la noche oscura y la mañana radiante,
por cada instante ganado y perdido.
Gracias por mis seres queridos, los que están presentes
y los que se han marchado.
Gracias por la fortaleza y la debilidad,
por la enfermedad y la salud,
por la dicha y la melancolía.
Gracias por la luz, el viento, la comida,
y los sentidos que disponemos para disfrutarlos.
Gracias por la plenitud y las carencias,
por lo que sobra y lo que falta.
Gracias a la Vida, manifestación de la actividad divina.

lunes, 24 de noviembre de 2014

La ofrenda

Una cierta mentalidad de obligación comercial, o de corporativismo, ha quitado el carácter espiritual de la ofrenda para convertirla en una contribución social o, peor aún, en el honorario por un servicio recibido. Es claro que se maquilla esa actitud bajo una máscara de piedad, pero los efectos prácticos dan testimonio inequívoco de tal situación.



La Biblia siempre ha identificado la ofrenda como parte integrante de la adoración. No es el pago por algo recibido, sino una señal de gratitud y comunión. Por eso se rige por ciertos principios que marcan y preservan su carácter espiritual: Dios sólo acepta las ofrendas de los santos; la ofrenda es una señal de fiesta y gratuidad; ofrendar no es parte de un trato comercial con el Señor, no existe algo como la “bolsa de valores” de Dios.

Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría! 2 Corintios 9.7
 
Así como el acto de ofrendar, cuando se origina en una sana espiritualidad, es una forma de adoración espiritual, el uso de esas ofrendas debe dirigirse a los fines que los ofertantes tienen al dedicar sus dádivas a propósitos religiosos: el sustento del culto, la edificación de la comunidad y la generosidad compasiva.

“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.” Salmos 51.17

jueves, 20 de noviembre de 2014

Paz con nosotros mismos


Todo el mundo vivirá tranquilo bajo la sombra de su viña, o a la sombra de su higuera, porque así Dios lo ha prometido.” Miqueas 4.4


El ritmo de nuestra vida, nuestros anhelos y ansiedades, así como la presión ejercida por la familia y la sociedad, nos llevan a un constante estado de tensión y desasosiego. Eso si no contamos el profundo vacío que percibimos cuando miramos hacia el interior, en las profundidades de nuestro propio corazón.

Agustín un teólogo, pastor y predicador del siglo V dijo: “Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón anda inquieto, hasta que descanse en Ti”.

En Dios encontramos le verdadera paz, y lo cierto es que no podemos encontrarla fuera de Él. La paz de Dios es mucho más que una sensación de tranquilidad, es el disfrute de bienestar en su presencia. La paz del Señor incluye la salud, la alegría, la armonía y la justicia (todo eso significa la palabra hebrea Shalom).

En Dios encontramos seguridad. Nuestro mundo cada vez más caótico nos deja un sabor desagradable de incerteza y peligro constante. Pero, en el Señor, el temor desaparece para dar lugar a la certeza de la fe. El amor de Dios, como la luz, disipa las tinieblas del miedo, la desconfianza y el rencor.

En Dios encontramos descanso. En unión con el Señor, el afán y la ansiedad desaparecen. Podemos disfrutar de la abundante creación y providencia del Señor. Jesús lo expresó así: Vengan a mí, y yo los haré descansar.” Mateo 11.28

Todos los seres humanos soñamos con poder disfrutar de nuestras vidas. Y Dios desea que así sea. Él no nos creó para que anduviésemos sufrientes o preocupados, sino para que expresásemos su gloria y la plenitud de su vida.

Pero la paz, la seguridad y el descanso no pueden ser encontrados fuera de la comunión personal con el Señor. El único camino para alcanzar paz profunda, auténtica y duradera (¡eterna!) en, y con, nosotros mismos, es estar en una íntima relación con Dios.

“Aléjense del mal y hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz.” Salmos 34.14

lunes, 17 de noviembre de 2014

Un lugar de paz

Calla en presencia de Dios, y espera paciente a que actúe.” Salmos 37.7

¡Qué difícil resulta el silencio en nuestro tiempo! Nos aburre el silencio. Nos deprime el silencio. Nos aterroriza el silencio. Vivimos en un tiempo de agitación, actividad y ruido. Nuestro mundo ahoga la profundidad del ser humano en un mar de ruido. El silencio asusta, porque en él no nos podemos disfrazar.

El fruto del silencio verdadero es la paciencia, la calma y la paz autentica. En el silencio descubrimos nuestra propia nada y el todo de Dios. El silencio se perfecciona en la espera y se hace más fácil esperar cuando entramos al silencio.

Que las injusticias no turben nuestro corazón. Aunque parezca que a los malos les va mejor, no nos alteremos con eso. La justicia del Señor nunca falla, su ley es inmutable. En él no hay sombra de variación, ni carencia, ni error.



Aquietemos el torbellino causado por nuestros deseos. Lleguémonos al lugar de Paz que Dios ha preparado para nosotros. Y allí, en el silencioso jardín de la oración, encontraremos la visión de la gloria del Altísimos diciéndonos: “no teman, yo estoy aquí”.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Se hace camino al andar...



Toda persona que sinceramente aspira a hallar la luz divina en su interior necesita emprender un método definido de trabajo espiritual, escogiendo las prácticas que satisfagan mejor su búsqueda y sus expectativas, siempre sometiéndolas a la prueba de la experiencia. De nada sirve solamente leer libros, hacer resoluciones, o hablar piadosamente acerca del asunto.

Escoge un método definido de trabajo espiritual, practícalo a consciencia cada día, y persevera en él el tiempo suficiente para darle una razonable oportunidad de ser efectivo. Es ilusorio pretender tocar el piano después de tan solo dos o tres intentos, o manejar un vehículo sin una pequeña práctica preliminar.

Trabaja con un objetivo concreto, escogiendo de preferencia aquello que te cause una cierta dificultad. Trabaja en ello firmemente y si no muestras mejora alguna interna, espera unas cuantas semanas y entonces prueba tu método con otro problema. Si aún no obtienes resultados, entonces desecha este método y adopta uno nuevo. Recuerda, siempre hay una salida, una solución posible. El problema está realmente en encontrar tu propia forma para resolverlo, no en obtener la liberación de tus dificultades.

Les aseguro que, por ser mis discípulos, mi Padre les dará todo lo que pidan.” Juan 16.23

lunes, 10 de noviembre de 2014

Un puerto seguro


Decir que vivimos tiempos inciertos parece un simple frase hecha. La incerteza se ha hecho parte de nuestra cotidianeidad. Podemos afirmar, sin dudar, que la incerteza es la única certeza. Para algunos es un placer, casi masoquista, aferrarse a sus incertezas y al estrés que eso genera.

Muchas veces la vida ha sido comparada a las traicioneras olas de un mar tempestuoso. ¿Quién no se ha sentido así por lo menos una vez? Arrastrados por la fuerza de los acontecimientos. En un momento riendo y gozándonos de nuestra maravillosa existencia; al poco tiempo, hundidos en un foso oscuro de deseperanza y carencia.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4.13
 
No es necesario que fluctuemos en la confusión de ese mar. Dios nos ha provisto un adecuado puerto seguro, un lugar de paz. Ese puerto es la maravillosa presencia divina. Lleguemos a sus fuerte muelles y disfrutemos de la seguridad de su amorosa protección.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Renacimiento

El el noveno capítulo del libro de Isaías el profeta menciona el nombre del niño” y si comprendemos algo del simbolismo bíblico, percibiremos que en este punto vamos a aprender algo fundamental, ya que en la Biblia, el nombre de algo o de alguien es una referencia al carácter o naturaleza del objeto, lugar o persona mencionada. Un nombre no es simplemente una etiqueta fortuita, en realidad es una designación del alma. Isaías da cuatro nombres al Niño divino.



El primer nombre que el profeta menciona es Maravilloso Consejero. La palabra maravilloso que aquí se usa requiere una atención minuciosa. Implica en la Biblia exactamente, y sin medias tintas, nada menos que un milagro. La Biblia repetidamente menciona que los milagros pueden ocurrir y que de hecho ocurren.

Al nacer el Niño divino la conciencia interior, el milagro no se hará esperar. Eso no significa solamente que habrá más calma frente a las presentes circunstancias, sino también mayor capacidad de enfrentar las mismas dificultades, con mayor coraje y mente más alerta. Esto significa el milagro .

Jesús los miró y les dijo: — Para la gente, lograr eso es imposible; pero para Dios todo es posible.” Mateo 19:26

lunes, 3 de noviembre de 2014

La belleza de la Creación



La inmensidad, belleza y armonía de todo lo que existe es un canto de alabanza y un testimonio de la gloria del Creador. El sol radiante y esplendoroso, la luna brillante, son hermosos reflejos de aquel que es la Luz del mundo. ¡Gloria a Dios!

Vientos huracanados y suves brisas que soplan libres, como el Espíritu de quien los creó. Amenecer pacífico que nos canta la armonía amorosa de la paz celestial. Ocaso que nos trae a la memoria la finitud de nuestros días. ¡Gloria a Dios!

"Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa." Romanos 1.20

La pureza del agua, fiel testigo del Dios que nos lava de todas nuestras manchas. Ardiente fuego que nos abriga, nos alumbra y nos recuerda el juicio de Dios. ¡Gloria a Dios!

Esta bella tierra que el Señor creó, que nos viste y alimenta. Cosechas en su tiempo, bellísimas flores y paisajes. Toda la creación alaba al Señor. ¡Gloria a Dios!

jueves, 30 de octubre de 2014

La dirección de la vida

En el centro mismo de nuestro ser se encuentra la infinita fuente del poder divino. Somos más, mucho más, de lo que percibimos (o nos permitimos percibir) de nosotros mismos. Al adentrarnos en las profundidades de nuestra esencia humana nos encontramos con una inagotable riqueza de poder, salud, abundancia y amor. Eso es lo que somos, eso es lo que poseemos.

Cuando nos conectamos con el poder interno y le permitimos tomar nuestras cargas, dirigirá y gobernará a todos nuestros asuntos, desde el más grande al más pequeño, sin errores. La poestad estará sobre sus hombros. 


El cansancio, la agresividad, la confusión, la enfermedad y la decepción, son el resultado de querer llevar el las riendas con nuestros propio brazo, la carga es demasiada, y nos abatimos bajo su peso.

Ahora es tiempo de ceder inmediatamente al Niño interior el gobierno de todo nuestro Ser, que es la carga de la creación de una vida o de la sanación del cuerpo, o el dejar atrás los errores. El Incansable, el Todopoderoso, el más Sabio, el más Ingenioso, lo asume con alegría y las dificultades desaparecen.

"Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro." Isaías 9.6

martes, 28 de octubre de 2014

Fuerzas renovadas

"Dios les da nuevas fuerzas a los débiles y cansados. Los jóvenes se cansan por más fuertes que sean,  pero los que confían en Dios siempre tendrán nuevas fuerzas. Podrán volar como las águilas, podrán caminar sin cansarse y correr sin fatigarse." Isaías 40.29-31 


En el trajín cotidiano vamos perdiendo las fuerzas, el ánimo y la vitalidad. Pareciera que el tiempo y los sucesos fueran enemigos gigantes que nos atemorizan y minan nuestro vigor. Cuanto más nos esforzamos por sobreponernos, mayor aparenta ser el peso de las circunstancias y la fatiga que provocan. ¿Qué podemos hacer?

 El Señor se dispone a darnos paz y sosiego, descanso y fuerzas renovadas. Aunque sobre nuestros hombros se cargase el peso entero del mundo, aún así, con el Señor, podríamos hacerle frente y salir airosos. Es en Él que encontramos fuerzas para vivir en plenitud, ánimo para continuar en frente y vigor para vencer todos los desafíos.

"Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar.  Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar.  Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar." Mateo 11. 28-30

lunes, 20 de octubre de 2014

Paz

Vivimos en un mundo conturbado. Basta mirar los noticieros, leer los diarios o, simplemente, caminar por la calle para darnos cuenta que las cosas no andan bien. Es normal que tengamos el deseo de encontrar paz. Pero ¿qué es la paz? Y, ¿dónde podemos encontrarla?

Conocer la Paz: Al pensar en la paz, enseguida nos vienen a la cabeza muchas ideas. Todos tenemos alguna imagen preconcebida de lo que la paz significa. En general pensamos en lugares de ensueño, montañas, valles y arroyitos cristalinos. ¿De verdad conocemos la paz?

Trabajar por la Paz: Hay en el mundo, y en nuestro país también, numerosas organizaciones que “trabajan por la paz”. Es una tendencia natural pensar que es nuestra responsabilidad construir la paz… Y que la perfecta paz vendrá como fruto de un prolongado esfuerzo. Ese pensamiento ha llevado a muchos a emprender guerras para asegurar la paz, ¿eso tiene algún sentido?

Cultura de Paz: Rambo, CNN y el noticiero del mediodía nos dejan con la absoluta certeza de vivir en una cultura de muerte y violencia. Violencia que invade Irak para apropiarse del petróleo y violencia que segrega al indígena y lo obliga a mendigar en la esquina de Eusebio Ayala y San Martín…
“Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad nadie podrá ver al Señor.” Hebreos 12.14
Debemos replantear nuestra cultura ¿o no? Un cambio de actitud puede crear la tan ansiada “cultura de paz”. Todos unidos, como hermanos, caminando juntos y en armonía ¿creemos que es eso posible?

La verdadera Paz: La paz que Dios nos ofrece no se encuentra en las montañas de Suiza, lejos de nuestra rutina diaria. La paz que Dios nos ofrece no se reduce a tranquilizar nuestra conciencia, o a aplacar el sobresalto librándonos de la violencia y el crimen circundante. En el fondo, esos son pensamientos supersticiosos…

Dios nos propone una paz que es plenitud de vida, en todos sus aspectos. Es una paz integral que nos humaniza, en el más pleno sentido. Es abundancia de tranquilidad, salud y alimento. Es abundancia de vida. Y esa paz no se encuentra en un lugar, sino en la maravillosa persona y ejemplo de Jesús: “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.” Juan 14.27

sábado, 18 de octubre de 2014

El servicio

“Ustedes saben que ningún esclavo es más importante que su amo, y que ningún mensajero es más importante que quien lo envía.” Juan 13.16

La auténtica vida cristiana es una experiencia de servicio. Así como nuestro Maestro, los cristianos hemos sido enviados no para ser servidos, sino para servir. Los siervos no tenemos autoridad para declarar o decretar nada, mucho menos para darle órdenes a nuestro Señor y dueño. Quien reconoce y confiesa a Jesucristo como Señor debe obedecer todo lo que Él ha mandado, o seremos considerados malos servidores.
 
 

Todos somos servidores, querámoslo o no, siervos del pecado o siervos de la justicia (Romanos 6.8-14). El servicio cristiano debe cumplir los mandamientos del Señor de “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.” Ese es el mandamiento que tenemos: “ayúdense por amor los unos a los otros” .(Gálatas 5.13)
 
“Por eso, mis queridos hermanos, manténganse firmes, y nunca dejen de trabajar más y más por el Señor Jesús. Y sepan que nada de lo que hacen para Dios es inútil.” 1 Corintios 15.58

Hay numerosas oportunidades para el servicio cristiano. Cuando las tomamos, y las aprovechamos, esas oportunidades se convierten en fuentes de enorme refrigerio y edificación espiritual.
1.    Compartir con otros las buenas noticias de Jesucristo – Hechos 8.4.
2.    Orar de forma constante y ferviente, con ruegos y acciones de gracias por todas las personas – 1 Timoteo 2.1-4.
3.    El servicio a los necesitados y afligidos por amor a Cristo – Mateo 25.34-40, lo que además constituye la norma del juicio.
 

miércoles, 15 de octubre de 2014

El gozo de vivir

Desde los primordios de la humanidad, cada ser humano se ha preguntado al menos una vez ¿cuál es el propósito de mi existencia? ¿Por qué y para qué vivo?
 
 



El Universo es un todo unificado. Sólo hay una Mente universal, una Ley, una Sustancia, un Principio en el Universo, la realidad que nosotros llamamos Dios. El propósito divino es el propósito universal, y el propósito de nuestra vida no le es ajeno.



“Dios es el único que vive para siempre, y vive en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a Él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder son de Él para siempre! Amén.” - 1 Timoteo 6.16



La humanidad, más allá de las apariencias de separación, está completa e inseparablemente unida al Uno. Dios es Amor, Vida, Salud y Alegría, por lo tanto, el propósito de la vida humana, que es también el propósito de Dios, consiste en expresar el gozo de la vida.

jueves, 9 de octubre de 2014

Salud, bienestar y alegría

Vivimos en un mundo que aparenta estar cada vez más enfermo, desequilibrado y carente de sentido. Todo parece ir de mal en peor. Pero, en el fondo, esto es un engaño producido por la idea de separación. La humanidad se ve separada del Creador, de la naturaleza, de sus semejantes y hasta de sí misma.
El estado normal del ser humano es el de abundante salud, bienestar y alegría. La sencilla y profunda verdad de la continuidad y unicidad de la vida divina en nosotros, y a través de nosotros, abre nuestros ojos a la realidad de la vida eterna aquí y ahora. Somos la creación autoconsciente del Creador para crear nuestro propio destino.
"Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. " Jeremías 29.11

sábado, 27 de septiembre de 2014

El problema del mal

Uno de los mayores escollos para la fe es la experiencia del mal en el mundo. No podemos negar la gran cantidad de hechos y vivencias tristes, violentas y enfermas. Tanto para el creyente cuanto para el escéptico la pregunta que no deja de resonar es ¿si Dios es bueno, por qué permite el mal?

El mal no posee existencia propia. Es una ausencia de bien. Así como la oscuridad es ausencia de luz, una carencia, no una realidad en sí misma. Basta encender una luz para disipar la oscuridad. Basta manifestar el bien para disipar el mal.

“Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó todas las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.” - Santiago 1.17

Dios es siempre bueno, y siempre presente. Sería necio negar las manifestaciones del mal en la experiencia cotidiana, pero ese mal no tiene origen en Dios. Si pudiese haber la mínima oscuridad en Dios, todo perecería en el caos absoluto. El mal no existe, excepto aquel que es hecho, material o mentalmente, por el ser humano.