viernes, 27 de diciembre de 2019

El Señor no nos deja solos

“Así dice el Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, y cierra y nadie puede abrir”. Apocalipsis 3.7

Todos los cristianos confesamos sin dudar que Dios está presente en todas partes, en todo momento y en toda circunstancia. La omnipresencia divina es uno de los fundamentos de nuestra fe. No obstante, con demasiada frecuencia nos descubrimos pensando, hablando y actuando como si Dios no estuviese presente y no supiese nada de nosotros. Con demasiada frecuencia reservamos para mostrarlo entre quienes comparten nuestras mismas creencias, pero nos volvemos tímidos cuando no es así. La causa de ello es que pensamos que ser cristianos depende de nuestra fuerza, nuestra voluntad y nuestra disposición.


El Señor no nos deja solos jamás. Él nos conoce más íntimamente de lo que pensamos conocernos a nosotros mismos. Él es quien abre una puerta delante nuestro, y nos invita a entrar en su reino de gracia, misericordia y paz, y nada ni nadie puede cerrarla. Nuestra fuerza es nada para vencer el pecado, el mal y la desesperanza, pero Jesucristo nos da su propia fuerza por medio de su palabra y los sacramentos. Por eso podemos confiar, no en nuestra capacidad, sino en sus promesas infalibles, y proclamar bien alto que “Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre” Filipenses 2.11

viernes, 20 de diciembre de 2019

Dios con nosotros

“Pues ahora el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel.” (Isaías 7.14)

Todo niño ha experimentado el miedo a la oscuridad. No es tanto la falta de luz lo que asusta, sino la sensación de estar solos ante lo desconocido. Niños o no, frecuentemente vivimos con temor, ansiosos por lo que va a pasar, sintiéndonos solos y desprotegidos. ¿Será que Dios se ha olvidado de nosotros? ¡No! Dios siempre ha estado, está, y estará presente; y en Cristo nos dio la prueba más patente de su amor e interés por nuestra vida.

Cuando llegó el tiempo propicio, aquello que los profetas habían anunciado se confirmó por la voz del ángel: “María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1.21). Dios, que siempre está con nosotros, en Cristo se hizo uno de nosotros, para librarnos de la condenación del pecado, reconciliarnos con el Padre y hacernos coherederos de su reino.


Cuando éramos niños, y tal vez todavía hoy, la oscuridad nos daba miedo. Pero lo que en verdad provoca el temor es la oscuridad que llevamos dentro, el pecado. Es por el pecado que nos ocultamos de Dios y nos sentimos amenazados por todo cuanto nos rodea. Sin embargo, Dios se acerca a nosotros con infinito y tierno amor, para salvarnos de todos nuestros pecados. En Jesús, Dios toma lo que somos, para hacernos lo que él es; y en su luz, disipa todas nuestras sombras.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Restauración

"Entonces sabrán ustedes que yo estoy en medio de Israel, y que yo soy el Señor su Dios, y nadie más. Y mi pueblo nunca más será avergonzado." Joel 2.27

Cuando todo parece ir bien, raramente nos acordamos de Dios. Cuando todo parece ir mal, nos preguntamos dónde está Dios. Sin embargo, Dios no depende de nuestros sentimientos ni circunstancias; él siempre está con nosotros porque es fiel y amoroso.


Nuestro mundo, marcado por la presencia del pecado, a veces nos resulta insoportable. Dios no nos deja caer en la desesperación; en Cristo y por medio de él, ya tenemos la garantía de una vida restaurada. "Después de esto, derramaré mi espíritu sobre la humanidad entera, y los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; los ancianos tendrán sueños, y los jóvenes recibirán visiones". Joel 2.28

No es consuelo de tontos; es una esperanza firme. Hay un amanecer glorioso que nos espera, un cielo nuevo y una tierra nueva, justicia y paz eternas. Eso dice la Palabra de Dios, y su Palabra es fiel y verdadera. "En aquellos días, también sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu". Joel 2.28

viernes, 6 de diciembre de 2019

Volver

«¡Vuélvanse a mí, hijos rebeldes! ¡Yo sanaré sus rebeliones!» «Aquí estamos, y a ti venimos, porque tú eres el Señor, nuestro Dios.» Jeremías 3.22

Todos, o casi todos, conocemos la consecuencia de tomar equivocadamente un camino que se bifurca. Al principio no parece haber diferencia, el paisaje se ve igual, los puntos de referencia son casi los mismos, pero a medida que se avanza el destino original se aleja más y más, y terminamos perdidos.


La senda del pecado es así, poco a poco o, algunas veces, de manera drástica nos va alejando del propósito y destino de nuestra vida. Lo peor es que cuanto más nos adentramos en el pecado, más duro y terco se vuelve el corazón. Pero Dios, siempre amoroso y compasivo, nos advierte del camino equivocado y nos llama a volver.

El diablo, el mundo y nuestro corazón nos ofrecen variados caminos, pero todos ellos conducen a un destino indeseable. Dios nos ofrece un único camino, vivo y verdadero: Jesucristo. Por la fe en Jesús tenemos paz y bendición. "Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados". Hechos 3.19

viernes, 29 de noviembre de 2019

Conscientes del tiempo en que vivimos

Para los que vivimos en el Chaco paraguayo, las noticias que normalmente llegan del país y del mundo nos parecen muchas veces tan lejanas que casi resultan inverosímiles. Gracias a Dios, todavía quedan en el mundo lugares tranquilos, seguros y pacíficos.

Gozar de un ambiente saludable, una comunidad segura y una vida parsimoniosa, puede llevarnos a olvidar que el mundo, en general, no es así. Y cuando algo sucede cerca nuestro que nos recuerda los frutos del pecado, de la maldad y de la violencia, nos damos cuenta que toda precaución humana es insuficiente para mantenernos completamente a salvo.

El apóstol Pablo nos exhorta a ser “conscientes del tiempo en que vivimos y de que ya es hora de que despertemos del sueño” (Romanos 13.11). Todo lo que hemos creado, como individuos y sociedades, no son más que ilusiones. Tal vez puedan servir un tiempo, pero tarde o temprano perecen y, con ellas, nuestra seguridad. Únicamente Jesucristo puede darnos verdadera paz, tranquilidad y armonía.


Durante la estación del Adviento revivimos la bendita esperanza de la Cristiandad: la venida del Señor. Jesucristo ya vino a nosotros, al nacer en Belén de Judea; él continúa viniendo a nosotros en su Palabra y Sacramentos; y él vendrá definitivamente en su Gloria, y con Él su galardón (Apocalipsis 22.12).

viernes, 22 de noviembre de 2019

Un final feliz

Los relatos novelados suelen atrapar nuestra atención, incluso si no se trata de nuestro género preferido de lectura, porque hacen eco en nuestras experiencias de vida. Todos hemos tenido alguna intriga que resolver o una historia de amor azaroso, todos hemos pasado por algún peligro o sufrido la enfermedad de un familiar o en carne propia. Pero lo que más atrae de las novelas no es su trama tejida en los hechos de la vida, sino que generalmente tienen un final feliz.


La vida real no es una novela, y nuestras dificultades no necesariamente se resuelven del modo que deseamos. Es más, todas las dificultades, tribulaciones y dolores que sufrimos tienen un solo y único origen: el pecado. Y ese es un problema que no podemos resolver por nosotros mismos. Cuanto más intentamos subyugar el pecado y sus efectos, más se fortalece, ¡es tan frustrante!

La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” Juan 1.17

Para revelarnos su carácter y su justicia, Dios se apareció a Moisés en una zarza ardiente, y le dio su Ley sobre el monte Sinaí, una ley justa y buena, pero totalmente imposible de cumplir por nuestra parte. Entonces la Ley, santa y perfecta, sirvió para revelar y revelarnos nuestro pecado. ¿Qué hacer, a dónde ir? Pues Dios, en su infinita bondad y amor, no nos dejó a la deriva, sino que escribió su “final feliz” con la eterna tinta de la sangre de Jesucristo. Así, sin importar los avatares que la vida nos traiga, podemos tener certeza de que en Cristo Dios siempre nos llevará a buen término.

"Porque el cumplimiento de la ley es Cristo, para la justicia de todo aquel que cree." Romanos 10.4

viernes, 15 de noviembre de 2019

Misericordia

"Ustedes, que van por el camino, ¿esto no los conmueve? ¡Consideren si hay dolor que se compare con el mío! ¡La ira del Señor se encendió y me envió este sufrimiento!" Lamentaciones 1.12

Un viejo tango lamentaba la situación del mundo que, al igual que en los mercados de pulgas, pone "la Biblia junto a un calefón". Vivimos en medio de una confusión generalizada, que llama a "lo bueno malo y a lo malo bueno". Y, tristemente, nos vamos haciendo cada vez más insensibles.


Dios es grande, poderoso y bondadoso, ¿por qué no interviene? Esa pregunta, seguro, ha resonado más de una vez en nuestros corazones. Pero lo cierto es que Dios sí interviene y vence, si así no fuera ya hubiésemos sido consumidos por la maldad.

Para nuestra corta visión el mundo puede estar desmoronándose, no obstante Dios ya afirmó su victoria. En Cristo "que ha visto la aflicción bajo el látigo de su enojo" Lamentaciones 3.1. Dios nos ofrece misericordia sin medida. "¡Grande es su fidelidad, y cada mañana se renueva!" Lamentaciones 3.23

viernes, 8 de noviembre de 2019

Relaciones positivas

“Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos.” Romanos 12.18

Todos deseamos ser felices, disfrutar de la vida, tener días buenos y experimentar la alegría. Eso es normal, es positivo y ¡es muy bueno! Pero, en numerosas ocasiones parece que no puede pasar de las buenas intenciones.


Mientras nos quedamos en el ámbito de los pensamientos y los deseos, la verdad es que no resulta muy difícil ser esperanzados y positivos.  Hasta que nos damos cuenta que la vida real se construye en la interacción con las personas que nos rodean.

Si queremos ser felices de verdad, disfrutar de la vida, tener días buenos y experimentar la alegría ¡debemos tomar la iniciativa! Tenemos que buscar relacionarnos con todos y todas de manera positiva, creativa y proactiva. Para eso nos creó Dios, para vivir en comunidad, para cooperar y crecer.

viernes, 1 de noviembre de 2019

¡Levántate, ve!

«Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive, y predica contra ella, porque hasta mí ha llegado la maldad de sus habitantes.» Jonás 1.2

Dios ama a los buenos y odia a los malos. Yo soy bueno, quien no es como yo es malo. Dios aprueba a quienes son como yo, y quienes no son como yo no pueden ser amados ni aprobados por Dios. Así piensa el corazón humano, muerto en delitos y pecados.

El propósito de Dios y su voluntad es el bien y la salvación de toda la humanidad. Vemos en la historia del profeta Jonás que no hay límites ni fronteras para el amor divino. El Señor nos dice a nosotros también, aunque nuestro egoísmo se rebele: "¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive?" (Jonás 4.11) Entonces, levantémonos confiados y demos testimonio de Cristo a todas las personas, de todas las culturas, de todas las clases.


Jonás es una figura de la muerte sepultura y resurrección de Cristo. Cuando los judíos escucharon que el Señor Jesús les daría la "señal del profeta Jonás" no se ofendieron por causa de la resurrección, se enfurecieron porque significaba que, en Cristo, a todos se les anunciaría la salvación. "Y cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo", Juan 12.32.

viernes, 25 de octubre de 2019

Retribución

"Ya está cerca mi día contra todas las naciones, y lo mismo que hiciste se hará contigo; ¡sobre ti recaerá lo que mereces recibir!" Abdías 15

Dios es amor. Esa es la verdad esencial de la revelación divina. El amor es perdonador. El amor es paciente. El amor es bondadoso. Entonces, ¿por qué hay tantas advertencias de castigo en la Biblia?

A nosotros nos gustaría, lo admitamos o no, que Dios destruyese dramáticamente a quienes actúan o piensan de modo diferente a nosotros mismos. Sin embargo la voluntad del Padre es otra: "quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen a conocer la verdad." 1 Timoteo 2.4


La justicia de Dios es completamente diferente a la nuestra. No es el pecado en sí lo que acarrea la retribución de castigo; el pecado es el castigo y retribución de habernos apartado de Dios, de su amor y su verdad. "Al que oye mis palabras, y no las obedece, no lo juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue, y es la palabra que he hablado; ella lo juzgará en el día final." Juan 12.47-48

viernes, 18 de octubre de 2019

Señor, dame a conocer tus caminos

“Señor, dame a conocer tus caminos; ¡Enséñame a seguir tus sendas!” (Salmos 25.4)

Anualmente, durante el famoso Rally Trans-Chaco, miles de aficionados y turistas llegan a esta región. No son pocos los vistantes que, año tras año, sufren algún tipo de percance en los caminos. Para quien viene de afuera, un terreno como el del Chaco paraguayo puede ser engañoso. Los caminos son pocos, arduos e intrincados, y únicamente quien los conoce puede transitar por ellos sin grandes dificultades. No importa qué tan hábil se crea un conductor de otras latitudes, el Chaco es para baqueanos.


Es probable que durante toda nuestra vida hayamos conocido y repetido las palabras del Señor: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14.6), pero por la costumbre dejamos de darnos cuenta que, en el fondo, somos como un turista queriendo recorrer los caminos del Chaco. La vida está llena de caminos arduos, intrincados y peligrosos, y únicamente podemos avanzar si somos guiados por quien sabe andar por ellos.

No podemos confiar en nuestras habilidades para andar en caminos desconocidos. Necesitamos un guía experto. Así como el salmista, es preciso que clamemos a Dios para que Él nos muestre su camino y nos enseñe a seguirlo. Y, antes que lo pidamos, el Padre ya respondió nuestra oración concediéndonos el camino y el guía: Jesucristo.

viernes, 11 de octubre de 2019

Alegría

"¡Vengan y con alegría aclamemos al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!" Salmos 95.1

Los seres humanos cantamos. Cantamos cuando estamos alegres. Cantamos cuando estamos tristes. Cantamos cuando alguien nace y, también, cuando alguien muere. Los hombres y las mujeres podemos conservar en la memoria, o contar en las historias, nuestras victorias y derrotas, pero es en la canción que el sentido vital se comunica con mayor profundidad y sentimiento.

Es un hecho, generalmente fácil de comprobar, que las personas ponemos nuestra confianza en las cosas que podemos percibir en un momento determinado, sin proyectar las consecuencias, o peor aún, sin recordar el pasado. Pero toda la fortaleza humana se deshace por la naturaleza de su propia limitación y finitud. La fuerza del Señor, que salva eficazmente a su pueblo, no decepciona. "A ti, Señor, te corresponde salvar; ¡derrama tus bendiciones sobre tu pueblo!" Salmos 3.8


La alegría, la fiesta, y el espíritu de celebración son expresiones naturales de hombres y mujeres que se ven libres después de un prolongado cautiverio. La inspiración y el inspirador del cántico es Dios, el Señor. Cantamos al Señor porque reconocemos en Él la fuente, la fuerza y el destino de nuestra libertad. Por eso, a la par de alegrarnos, nos maravillamos.

viernes, 4 de octubre de 2019

Sabiduría divina

"La sabiduría no se compra con oro, ni su precio puede pagarse con plata. No se compra con oro de Ofir, ni con el precioso ónice, ni con el zafiro. Ni los diamantes ni el oro se le comparan, ni se da a cambio de finas alhajas de oro. No se le comparan el coral y las perlas; La sabiduría es más valiosa que las piedras preciosas. Ni el topacio de Etiopía, ni el oro más fino, son de tanto valor como ella." Job 28.15-19

Los avances científicos y los logros tecnológicos nos han llevado a pensar, como en tantas otras épocas de la historia, que falta poco para dominar por completo nuestro medio y conseguir la solución de todos nuestros problemas. Sin negar los beneficios materiales que el progreso del conocimiento nos concede, sería muy inocente querer negar las obvias contrariedades que produce. El conocimiento por sí mismo no es sabiduría; la sabiduría tienen que ver con aplicar el conocimiento para vivir en forma plena y benéfica. Y es patente que los seres humanos no hemos podido lograr eso por nosotros mismos.


"Yo, la sabiduría, valgo más que las piedras preciosas! ¡Ni lo más deseable puede compararse conmigo!" Proverbios 8.11

La sabiduría puede venir únicamente de Dios, y ciertamente ha venido plenamente en la persona de Jesucristo. En Cristo vemos, aprendemos y somos invitados a seguir la guía de la sabiduría divina. Cristo ha venido, y viene otra vez, a regir el mundo con la fuerza de su justicia y a salvarnos plenamente con la suavidad de su gracia.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Secretos revelados


"Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y es él quien hace saber a Su Majestad, el rey Nabucodonosor, lo que sucederá en los últimos días. Esto es lo que Su Majestad soñó, y éstas son las visiones que tuvo en su lecho." Daniel 2.28

Cada mañana, posiblemente hoy también, despertamos con alguna noticia que nos lleva a pensar que el mundo está irremediablemente perdido. En medio de tanta perversidad, engaño y pecado, podemos llegar a pensar que la Palabra de Dios ha perdido actualidad, y que el mismo Dios se ha vuelto irrelevante.



Los imperios suben y caen. Las culturas se desarrollan y decaen. Las modas surgen y son olvidadas. Todos los seres humanos pensamos ser eternos, pero la verdad es que somos como una brisa pasajera. Únicamente Dios permanece, y quien se aferra a Dios permanece con Él. Por más que todo parezca confuso, Dios revela los secretos; "porque no hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ni nada oculto que no haya de saberse" Mateo 10.26

Como escribiera el místico sueco Emanuel Swedenborg: "Querido amigo, rehúye los actos malos, haz lo que es bueno y cree en cuerpo y alma en el Señor, y Él te amará y te dará un amor por hacer lo bueno y la fe de creer. Entonces, inspirado por el amor, tú harás lo que es bueno, e inspirado por la fe, que es la confianza, creerás. Si perseveras en hacer esto, una unión mutua se producirá entre Dios y tú, y esta unión será perpetua. Ésta es la unión a la cual se refiere cuando se habla de la salvación y de la vida eterna."


Enmarañados en la confusión ¿en quién podemos confiar? En Cristo, a quien "se le dio el dominio, la gloria y el reino, para que todos los pueblos y naciones y lenguas le sirvieran. Y su dominio es eterno y nunca tendrá fin, y su reino jamás será destruido". Daniel 7.14


viernes, 20 de septiembre de 2019

Valor

"Dios sabe por dónde ando; me pondrá a prueba, y saldré refinado como el oro." Job 23.10

Pocas veces somos conscientes de nuestra verdadera naturaleza. Todos los seres humanos tenemos un altísimo concepto propio. Hasta aquellos que aparentemente se menosprecian, en realidad manifiestan la violencia de un ego herido.

Las pruebas y dificultades con frecuencia nos ponen en perspectiva. Dios no necesita ponernos a prueba, ni tentarnos en modo alguno; pero las pruebas nos permiten conocernos cómo realmente somos. Si confiamos en nuestra justicia, sabiduría y fuerza, caeremos vencidos. Si ponemos nuestra confianza en Dios, saldremos fortalecidos.


Para Dios tenemos gran valor, y por ello nos redimió no con oro sino con la propia sangre de su Hijo Jesucristo. Y esa redención abundante nos da valor para enfrentar con coraje todos los desafíos de la vida. "Cuando la fe de ustedes sea puesta a prueba, como el oro, habrá de manifestarse en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo se revele. El oro es perecedero y, sin embargo, se prueba en el fuego; ¡y la fe de ustedes es mucho más preciosa que el oro!" 1 Pedro 1.7

viernes, 13 de septiembre de 2019

A su debido tiempo

Cuando llegue ese día, sucederá que los pueblos irán en busca de la raíz de Isaí, la cual se plantará como estandarte de las naciones; y su habitación será gloriosa.” Isaías 11.10

A casi cada hecho cotidiano se le suele atribuir algún significado político, algunos ciertamente lo tienen y con otros hay que forzarlos para que encajen. Como individuos y sociedades tenemos la tendencia a pensar de que en algún momento las autoridades nos conducirán a un mundo idílico donde todo estará mejor. Pero la experiencia, independientemente de la buena voluntad o falta de ella, nos muestra la vigencia siempre actual de las palabras de la Biblia: “No pongan su confianza en los poderosos, ni en ningún mortal, porque no pueden salvar.” Salmos 146.3

Los medios de comunicación nos bombardean con malas noticias, y nuestras conversaciones cotidianas no hacen más que aumentar el pesimismo. Ante tantas tragedias, tantas carencias, tanta inseguridad y tantos males, ¿habrá acaso alguna esperanza? Gracias a Dios, sí, en Cristo Jesús nuestro Salvador, “Rey de reyes y Señor de señores” Apocalipsis 19.16.


Por la fe podemos confiar plenamente en la fidelidad y firmeza de las promesas divinas. Por la fe podemos vivir con alegría en medio de un mundo confuso y caótico. Por la fe podemos afirmarnos en la esperanza de que “a su debido tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores” 1 Timoteo 6.15.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Visión


"El día cinco del mes cuarto del año treinta, yo, Ezequiel, me encontraba junto al río Quebar, entre los cautivos. De pronto, los cielos se abrieron y tuve visiones de parte de Dios." Ezequiel 1.1

Si bien el mundo a nuestro alrededor cambia aceleradamente, todavía disfrutamos del cielo azul, el verdor de los bosques y el canto de las aves. Sin embargo, una sensación sombría siempre acecha nuestra alegría.

El profeta Ezequiel se encontraba a orillas de un río hermoso, rodeado por una naturaleza exuberante, pero era un prisionero. Así también nosotros, en medio de la bellísima y rica creación de Dios, todavía somos cautivos del pecado y la muerte. Tan sólo la visión de Dios nos puede liberar de la desesperación.


Hay quienes piensan que la visión divina es un espectáculo fuera de este mundo, un evento de nubes y voces celestiales. Pero no es así, Dios se revela (se deja ver) plenamente en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Es en Cristo, y sólo en él, que somos curados, consolados y hechos libres para vivir en plenitud. "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo entonces dices: “Muéstranos al Padre”?" Juan 14.9

viernes, 30 de agosto de 2019

Justicia

"Busquen lo bueno, y no lo malo, y vivirán. Así el Señor, el Dios de los ejércitos, estará con ustedes, como dicen que está." Amós 5.14

Es naturalmente humano pensar que agradar a Dios se restringe a realizar "actos religiosos" o a respetar ciertas normas de moralidad. Ese pensamiento, por nacer del corazón humano, es un fruto y manifestación de pecado.

El propósito de Dios para nuestra vida es siempre el bien. No un bien fingido y egoísta, sino una vida renovada por su gracia y por su amor. "Aborrezcan el mal; amen el bien" (Amós 5.15). La norma, y también el regalo del Señor, es la justicia.


La crueldad, la avaricia, el lujo y la violencia traen la ruina, aunque se enmascaren con actos piadosos. El Señor dice: "Prefiero que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane como un impetuoso arroyo" (Amós 5.24). Sólo en Cristo hallamos y se nos ofrece la perfecta justicia, la reconciliación y la vida eterna.

viernes, 23 de agosto de 2019

Rebelión y redención

"Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados." Isaías 53.5


Casi con toda seguridad todos concordaremos, al menos de modo formal, que la vida humana es más que nacer, crecer, reproducirse y morir. Es más que disfrutar del camino entre la cuna y el ataúd. Sin embargo, en la práctica vivimos únicamente para deleitar nuestra vista, nuestro vientre y nuestro orgullo. ¿Duele? Claro que duele cuando se toca la llaga del pecado.

"No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2.15). Aunque la moral sólo califique como pecados, en el caso que lo haga, a actos aberrantes y públicos, la palabra de Dios nos deja bien claro que el pecado es la mundanería que nos lleva a adorar a las criaturas antes que al Creador.

El egoísmo, la sensualidad y la mundanería, aunque placenteros en el momento, sólo pueden llevar a la perdición. Pero Dios no nos ha dejado en el pozo de la decepción; por su misericordia nos ha dado un poderoso Salvador: Jesucristo. "Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados" (1 Pedro 2.24).

viernes, 16 de agosto de 2019

Misericordia


"¡Vengan, volvamos nuestros ojos al Señor! Ciertamente él nos arrebató, pero nos sanará; nos hirió, pero vendará nuestras heridas." Oseas 6.1

Idolatría, falta de respeto, depravación y corrupción en todos los ámbitos... No son los titulares del periódico de hoy, pero bien podrían serlo. Al profeta Oseas le tocó vivir una época decadente y perversa, no muy diferente a la nuestra.

El pueblo de Israel se había apartado de Dios, de su Palabra y de la obediencia, Dios permitió el castigo, el pueblo se arrepintió y fue restaurado. Cuando volvieron la paz y la prosperidad, Israel recayó en sus pecados y depravaciones, y vino a estar en un estado peor que antes. ¿No es una experiencia conocida también para nosotros?


En Cristo, Dios nos ha dado completo perdón de pecados. Esa no es una licencia para relajarnos y vivir de forma disoluta; es el llamado y la garantía de una transformación radical. "Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios" 2 Corintios 5.21.

viernes, 9 de agosto de 2019

Buen rumbo

"En aquellos tiempos no había rey en Israel, y cada quien hacía lo que le parecía mejor." Jueces 17.6

Cuando era adolescente, como casi todos, pensaba que cualquier opinión que no fuese la mía estaba equivocada. Padres, maestros, pastores, autoridades, todos estaban irremediablemente equivocados. Mi verdad era la verdad por el simple hecho de ser mía... Cuando era adolescente, me di muchas veces la cabeza contra la pared por negarme a escuchar razones de quienes sabían más que yo.

Al crecer, la mayoría de las personas, también yo, aprendemos a maquillar esa actitud rebelde de la adolescencia, pero no la abandonamos. Seguimos pensando que nuestra manera de ver y hacer las cosas es la manera correcta y todos los demás están equivocados... Incluso Dios; ¡sobre todo Dios! Así como los antiguos israelitas de la época de los jueces, queremos seguir siendo llamados cristianos, pero cada quien hace lo que le parece mejor.


Dios, que nos ama infinitamente, nos dio a su Hijo Jesucristo, no solamente para perdonar nuestros pecados, sino para transformarnos a su imagen. "Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9.36). Jesús es nuestro Salvador, y también nuestro Maestro y Pastor. No necesitamos preguntarnos por el camino correcto, mucho menos imponerlo nosotros mismos, porque Jesús es el camino, el rumbo y el destino.

viernes, 2 de agosto de 2019

Dios nunca falla

"¡Alabado sea el Señor, que te concedió tener un nieto que te rescatara! ¡Su nombre será celebrado entre los israelitas!" Rut 4.4

Dicen que la paciencia es una virtud rara, sobre todo porque nos resulta difícil ser pacientes para llegar a tener paciencia. Pero los pequeños logros, las señales parciales, con frecuencia nos sirven para aliviar un poco la ansiedad y animarnos a seguir esperando.

Noemí y Rut habían pasado por muchas penurias juntas. Viudas, pobres, sin ninguna posibilidad de salir de su situación. En esas circunstancias Rut se casó con Boaz y tuvo un hijo, y Noemí un nieto para alegrarse. El niño, Obed, sería el abuelo de rey David, de quien vendría el Mesías, Jesucristo, alegría de toda la humanidad.


Es probable que nos desanimemos a veces, que perdamos la paciencia, que desconfiemos del cuidado de Dios. Sin embargo, una y otra vez Dios nos consuela con su amor, nos sostiene con su fuerza, nos guía con su sabiduría. Aunque nuestra paciencia falle, igual podemos alegrarnos, porque Dios nunca falla. "Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense!" Filipenses 4.4

viernes, 26 de julio de 2019

La luz resplandece en las tinieblas

“Despiértate, tú que duermes. Levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.” Efesios 5.14

Es una tendencia natural de todos los seres humanos considerar que nuestra manera de ver el mundo, nuestro modo de vida y nuestros valores son superiores y más apropiados que los de las demás personas. Pocas veces evaluamos seriamente aquello que consideramos la forma correcta en que las cosas deben ser. Pocas veces, para no decir ninguna, nos atrevemos a confrontar los errores y males que nuestra manera de ver el mundo, nuestro modo de vida y nuestros valores nos causan a nosotros mismos, a nuestros semejantes y a todo cuanto nos rodea. Aunque nos cueste creerlo, y mucho más aceptarlo, pasamos nuestra vida caminando en la oscuridad.


Quienes hemos tenido la experiencia de andar en la más profunda oscuridad, sea por necesidad o por simple entretenimiento, sabemos lo complicado que es. El sentido de la vista tiene una importancia capital para nosotros, y vernos disminuidos o privados de él nos coloca en una posición de vulnerabilidad. Quien camina en la oscuridad vacila, tropieza, se golpea, cae, se desorienta. Pero, al aparecer el menor destello de luz, la esperanza renace y con ella la seguridad y la confianza. Dios nos ha concedido la luz que disipa toda oscuridad y su brillo nos permite caminar seguros a la casa del Padre. “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” Juan 1.5

viernes, 19 de julio de 2019

Lo que vale la pena

"Me puse a considerar todo lo que yo había hecho con mis manos, y el trabajo que me costó realizarlo, ¡y resultó que todo era vanidad y aflicción de espíritu! ¡Nada es provechoso bajo el sol!" Eclesiastés 2.11

Salomón fue un hombre inmensamente bendecido por Dios, nadie pone eso en duda: era rey, sabio, rico y poderoso. No obstante, al hacer un recuento de su vida, él mismo tuvo que reconocer que las cosas normalmente consideradas valiosas no eran más que pura vanidad. Peor aún, frecuentemente el conocimiento, las riquezas y el poder son un aliciente para el pecado.

El conocimiento es útil, el trabajo es necesario, y el impulso de mejorar puede ser un gran estímulo para el progreso. No obstante, pueden ser también muy peligrosos y dañinos si toman el lugar que corresponde a Dios. Lo realmente valioso es aquello que da fruto para vida eterna.


La sabiduría del mundo es vana, la vida en la tierra es fugaz, las riquezas son efímeras. Fijemos nuestra vista en Cristo y en la eternidad, y gozaremos la vida plena que Dios nos promete. "Todo este discurso termina en lo siguiente: Teme a Dios, y cumple sus mandamientos. Eso es el todo del hombre." Eclesiastés 12.13

viernes, 12 de julio de 2019

Sabiduría Divina

"El principio de la sabiduría es el temor del Señor; el conocimiento de lo santo es inteligencia." Proverbios 9.10

Existen los sabios según ellos mismos, a los cuales la Biblia llama necios. Existen los sabios según los demás, a los cuales la Biblia llama orgullosos. Existen los sabios según los conocimientos, de los cuales la Biblia dice que han de perder toda su ciencia cuando mueran. Existen los sabios según Dios, a los cuales los hombres los llaman locos, pero la Biblia los llama bienaventurados.


Salomón y otros sabios recopilaron, inspirados por Dios, una gran cantidad de refranes sabios. La verdadera sabiduría no es aquella que el mundo llama valiosa, sino la que guía a la eternidad. Una casa (o una vida) edificada sobre la sabiduría tiene siete columnas (es estable).

La prudencia y la ciencia del mundo son fugaces y, tarde o temprano, fracasan. Dios nos ha dado su propia sabiduría en su Hijo amado, Jesucristo. En Cristo, tenemos la perfecta sabiduría divina. "Gracias a Dios ustedes ahora son de Cristo Jesús, a quien Dios ha constituido como nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención" (1 Corintios 1.30).

viernes, 5 de julio de 2019

Todo amor

"Las muchas aguas no pueden apagar el amor, ni pueden tampoco sofocarlo los ríos. Si por el amor diera el hombre todos los bienes de su casa, ciertamente sería despreciado." Cantares 8.7

El concepto de amor popularizado en nuestra cultura es más bien egoísmo proyectado. Amo lo que me agrada, lo que satisface mis demandas, lo que incentiva mis deseos. El Amor divino, el único amor auténtico, es justamente lo contrario. El Amor divino es confianza, servicio y entrega.

El Amor Divino no espera nuestra preparación o nuestra disposición, nos ama primero, desde toda la eternidad. El amor auténtico, expresión de Dios, nos permite y nos impulsa a ver lo divino en todos los demás. "Nosotros lo amamos a él, porque él nos amó primero" (1 Juan 4.9).


El verdadero amor no se puede adquirir, ni hay precio que se pueda pagar por él. El amor es generoso y gratuito o no es amor, y eso se aplica tanto al amor divino cuanto al amor humano. "En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados" (1 Juan 4.9-10).

jueves, 27 de junio de 2019

Oración

"No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús." Filipenses 4.6-7

La grandeza no consiste en la autosuficiencia orgullosa; caer de rodillas y reconocernos dependientes de Aquel que nos ha creado y nos sustenta con su inagotable amor es lo que realmente nos eleva.

Ora et labora no significa solamente atender esferas distintas de la vida; significa, sobre todo, ser congruentes para no deshacer con nuestras obras lo que dijimos en la oración, para no borrar con los codos lo que pedimos de rodillas.

La oración del corazón siempre será respondida; Dios nos dará lo que pedimos o, mejor, lo que deberíamos haber perdido.


La oración superficial es, en el mejor de los casos, una vago deseo de que las "cosas salgan bien". La oración del corazón es la certeza de que la voluntad de Dios es siempre y eternamente el bien.

"Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada". 1 Juan 5.14

La oración nos une al ritmo de Dios, nos pone en sintonía con su eterna voluntad. La oración es la respiración del Universo.

viernes, 21 de junio de 2019

Fe en acción

"Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”" Josué 1.9

La fe que no inspira a la acción es tan sólo una fantasía de la mente. El cielo no nos ayudará si no nos disponemos a actuar.

La Biblia no hace mención alguna a los "planes estratégicos" de los apóstoles, pero sí menciona sus hechos. Ninguna buena intención produce frutos si no se lleva a la acción.

Podemos estar seguros de que Dios da valor a las buenas intenciones del corazón. No obstante, sin acciones de nada sirven las buenas intenciones.


Pensar y hacer planes tiene su lugar, pero la acción, y solamente la acción, es la que determina el curso de nuestra vida.

"La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver." Hebreos 11.1

Buscando los espejismos de un futuro incierto, frecuentemente perdemos las oportunidades de un presente lleno de oportunidades. El momento es ahora.

viernes, 14 de junio de 2019

El llamado divino

"Avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús." Filipenses 3.14


Apuntemos alto, aspiremos siempre a más; la mediocridad es lo máximo solamente para los mediocres.

Temer la desaprobación de las mayorías es garantía de fracaso. La masa ama la mediocridad y condena a quienes se atreven a algo diferente. Osemos, con la ayuda de Dios, ir siempre más allá.

Si nos limitamos tan solo a cumplir con "nuestra obligación" ni siquiera estaremos cerca de cumplirla realmente.

"Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos." Romanos 8.28

Pasión, dedicación, perseverancia y entrega son las columnas que sostienen el éxito. Nada de valor se logra con menos.

Nuestra vida será como polvo al viento si permitimos que los deseos nos arrastren de aquí para allá. Pongámonos una meta alta, digna del llamado divino.

viernes, 7 de junio de 2019

Alegría

"Estén siempre alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús." 1 Tesalonicenses 5.16-18

Una sola sonrisa nos traerá más éxito y satisfacción que mil quejas y lamentos. La alegría es contagiosa, y quien siembra buen humor cosecha felicidad.

La sonrisa alivia los pesares, cura los dolores, transmite consuelo. Si supiéramos todo el bien que hace a la risa a nosotros mismos y a quienes nos rodean, no nos tomaríamos tan en serio y daríamos más valor a la alegría.


La alegría no puede ser atesorada, ni pospuesta para un mejor momento. La risa de hoy debe ser dada hoy. Un día sin al menos una sonrisa es un día que hemos perdido.

"Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre." Salmos 16.11

Es preferible una tontería que nos alegre la vida a una "sabiduría" que nos llene de amargura. La felicidad es la llama de la vida.

Ejercitemos la alegría. Con una sonrisa las cargas son más livianas, las distancias son más cortas, las sombras no son tan oscuras... Ejercitemos la alegría.

viernes, 31 de mayo de 2019

Dominio propio

"Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades." Proverbios 16.32

Alegría o tristeza, prosperidad o pobreza, son factores externos. El éxito crece desde el interior. Dominarse a sí mismo, en cualquier circunstancia, es la clave para triunfar.

El autodominio nos permite percibir equilibradamente lo que vivimos y experimentamos. Todo cambia, pero de nosotros depende cómo nos afecta.

La grandeza no se nos otorga desde afuera, crece desde el interior. Somos semilla de eternidad, fuimos llamados para alcanzar "la estatura de Cristo".

"No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio." 1 Tesalonicenses 5.6

Perspicacia y sabiduría no es tan sólo estar atento a las oportunidades, sino crearlas.


Lo que distingue a los triunfadores, a quienes destacan, no es estar al acecho de oportunidades, sino dominar sus emociones, pensamientos y deseos y lanzarse valientemente a crear su propio destino.