viernes, 24 de febrero de 2023

Por tu amor, oh Dios, borra mis culpas

"Por tu amor, oh Dios, ten compasión de mí; por tu gran ternura, borra mis culpas. ¡Lávame de mi maldad! ¡Límpiame de mi pecado! Reconozco que he sido rebelde; mi pecado no se borra de mi mente". Salmos 51.1-3

Frecuentemente no nos damos cuenta que nuestra necesidad y búsqueda de perdón divino se debe a que nos aferramos al pasado, recordamos constantemente nuestras fallas y las rumiamos en nuestros corazones, en lugar de dejarlas atrás,  comenzar de nuevo y quitar el pasado de nuestros pensamientos. Si anhelamos experimentar el perdón, primero debemos perdonarnos a nosotros mismos, y recibir el don de la restauración divina en nuestra propia mente.



Además de la experiencia del perdón divino, de la gracia, necesitamos perdonarnos a nosotros mismos para vivir la regeneración y gozar de un corazón limpio y un espíritu recto. Insistir en el pasado, en la culpa, en los tropiezos, no es humildad, sino un orgullo enfermizo que se cree tan especial para no ser alcanzado por el infinito amor perdonador. Al olvidarnos de nosotros mismos, soltando la culpa, y aprendiendo a recibir el regalo gratuito del perdón divino, nuestro corazón y nuestra mente se abren a la experiencia de una vida transformada.

viernes, 17 de febrero de 2023

Sube al monte

"El Señor le dijo a Moisés: —Sube al monte, donde yo estoy, y espérame allí, pues voy a darte unas tablas de piedra en las que he escrito la ley y los mandamientos para instruir a los israelitas." Éxodo24.12

El desarrollo progresivo de la mente (Moisés) presenta un modelo que el "hombre natural" (un esclavo en Egipto) puede observar y seguir para hacerse consciente de una concepción más amplia de la vida. Lo natural es primero, y proporciona la base para elevarse a lo espiritual. El discernimiento y la comprensión son facultades innatas en las mujeres y hombres, como hijas e hijos de Dios, pero no son parte de los dones del "hombre natural".

El altar debajo del monte simboliza el lugar en la conciencia donde el ser humano está dispuesto a entregar lo inferior a lo superior, lo personal a lo impersonal. Los doce pilares son las doce facultades del ser humano. La expresión "los hijos de Israel" representa los pensamientos religiosos del ser humano. En este símbolo encontramos el paso de una fe primitiva, que concibe a Dios como un ser humano con sus mismas virtudes y defectos, a una fe consciente y madura que llega a creer en Dios como Espíritu.

El mandamiento dado a Moisés: "Sube al monte, donde yo estoy, y espérame allí", es una exhortación a toda la humanidad, a cada uno de nosotras y nosotros, a emplear el proceso evolutivo para alcanzar la conciencia espiritual.

Al pensar los pensamientos de la Mente Divina, y al vivir de acuerdo con ellos constante y conscientemente, se puede obtener una verdadera mentalidad espiritual; uno se vuelve de mente espiritual y entra en la vida y la paz que Dios ofrece gratuitamente.



"Dicho esto, Moisés subió al monte, el cual quedó cubierto por una nube. La gloria del Señor vino a posarse sobre el monte Sinaí, y durante seis días la nube lo cubrió. Al séptimo día el Señor llamó a Moisés desde la nube. La gloria del Señor se presentó a los ojos de los israelitas como un fuego devorador, sobre la parte más alta del monte. Moisés entró en la nube, subió al monte, y allí se quedó cuarenta días y cuarenta noches." Éxodo 24.15-18

sábado, 11 de febrero de 2023

Les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición.

"Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro. En este día pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes; amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes." Deuteronomio 30.15, 19-20

No siempre nos resulta evidente la conexión entre la vida y el bien, o la muerte y el mal. La capacidad para tomar una decisión sabia viene de la experiencia, pero no siempre la experiencia conduce a la sabiduría. Por ello, además de la experiencia de vida, la oración ferviente y la dependencia de la sabiduría divina abren nuestra mente para recibir una guía fiel para elegir correctamente el camino a seguir.

Cada uno de nosotros es libre de elegir lo que creerá. Esta libertad es interior y, aunque podamos claudicarla por ignorancia, miedo, o conveniencia, permanece como parte de nuestra misma esencia humana. La libertad nos posibilita la comunión con la Divinidad. "Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro".

En su discurso, Moisés estaba tratando de mostrarle a su pueblo el vínculo entre "la vida y el bien", "la muerte y el mal"; escoger el bien conduce a la conciencia de la vida espiritual, mientras que la elegir el mal conduce a la muerte. Elegir la fe en Dios, y probar esa fe con obras que la manifiesten, produce conciencia de vida abundante y bendición.

La misma elección se presenta ante cada uno de nosotros hoy. Se trata de escoger el bien o el mal. Podemos elegir la conciencia espiritual con su fruto de bendición, o la conciencia del ego con la pérdida resultante de todo lo que hace que la vida valga la pena y esté llena de significado.



viernes, 3 de febrero de 2023

Para que les vaya bien y vivan muchos años

"Así que pongan en práctica todo lo que el Señor su Dios les ha ordenado, sin desviarse de ello para nada. Sigan el camino que el Señor su Dios les ha señalado, para que les vaya bien y vivan muchos años en la tierra que él les va a dar en propiedad." Deuteronomio 5.32-33



Todos los seres humanos somos inconstantes, algunos más otros menos, pero invariablemente tropezamos alguna vez. Es nuestra fragilidad lo que nos frustra con nosotros mismos y con nuestros semejantes. El error, la falta de confianza, la dureza para perdonar y perdonarnos, son fruto de ser conscientes de esa debilidad innata. Dios, en cambio, nos llama a apoyarnos en su fuerza y no en la nuestra.

¿Dios nos fuerza a cumplir su voluntad y sus preceptos? Por el contrario, somos libres de desobedecer la ley, pero hacerlo es nuestra perdición. Para nosotros la ley divina es la ley de nuestro bienestar: “para que les vaya bien y vivan muchos años”. Desobedecer la ley lleva a la humanidad a la conciencia del mal, ya sea sufrimiento físico y muerte o efectos malignos en su mente y naturaleza moral. Por ello, la instrucción del Señor nos corrige constantemente, y con amor nos conduce por el camino de la vida. para que les vaya bien y vivan muchos años