viernes, 19 de enero de 2018

Fuga Mundi

Es bastante frecuente que, cuando comenzamos a avanzar en la oración, la lectura espiritual y la meditación, sintamos que las actividades cotidianas ya no son interesantes. Es posible que, a la vista de nuestros amigos y familiares, nuestra posición, nuestra vida y nuestro trabajo sea el ideal. No obstante, nosotros mismos nos sentimos insatisfechos y sin ánimo de continuar. Llega a parecernos que lo mejor sería renunciar a todo lo mundanos y dedicarnos por completo a la vida espiritual.

"Yo sé que tú lo puedes todo y que no hay nada que no puedas realizar." Job 42.2

Gran parte de estos sentimientos, y de las actitudes subsecuentes, se origina en una falsa concepción de lo "espiritual". Se nos ha enseñado a pensar que la oración, la meditación y el retiro son actividades espirituales, mientras que el estudio, el trabajo y la diversión son mundanas. Pero quienes pasan mucho tiempo en oración y meditación, sin dedicarse a otra cosa, también se saturan.

Los antiguos monjes acuñaron el famoso adagio "ora et labora" no como si fuesen dos tareas contrarias, sino tomando la oración como labor y el trabajo como oración. En todo lugar, momento y actividad, Dios está presente. Quien persevera en la oración y la meditación se da cuenta que tienen más interés, energía y generosidad para realizar sus tareas cotidianas. Cuando percibimos la Presencia de Dios en todo, todo es espiritual.

"No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal." Juan 17.15

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