"Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús." Gálatas 3.28
Puede ser que exteriormente nos mostremos fuertes, seguros y felices. Pero en nuestro interior nos vemos como una frustración de la perfecta creación de Dios: débiles, pecaminosos, agobiados bajo el peso del temor y el dolor. Al vernos como separados de la fuente de vida es claro que sólo podemos percibir muerte. En esta condición no podemos ver a Dios como un Padre amoroso, sino como un enemigo. Pero eso no es más que una ilusión. En Cristo somos unidos inseparablemente a la vida de Dios.
"Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria." Colosenses 1.27
Por medio de Cristo, y aunque nuestros sentidos se esfuercen en contradecirlo, estamos en perfecta armonía con todo lo que existe y con todo lo que existirá. En Cristo somos hijos e hijas de Dios, unidos al Padre y entre nosotros, sin barreras ni diferencias. Dejemos que la luz de Cristo disipe todas lasv ilusiones y dudas, no por nuestro propio esfuerzo sino únicamente por fe. No importan los argumentos de la aparente lógica, la palabra de Dios es firme e infalible. Cristo vive en nosotros, somos partícipes de su Espíritu, herederos de su gloria, esta es la santa verdad.
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