jueves, 6 de enero de 2022

Hechos de los Apóstatas

"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos". Judas 3

Si bien en los últimos siglos se ha minado el nombre, la confesión y la propia identidad del cristianismo, aún hoy decirse cristiano puede agregar cierto tinte de honra, de respetabilidad; y es por ello que a pesar de su incredulidad hay muchas personas que insisten en ser identificadas como perteneciendo a la cristiandad. Nada puede ser más peligroso para un rebaño de ovejas que un lobo disfrazado de una de ellas.



El Hijo de Dios, Jesucristo, tomó y cargó todos los pecados del mundo de una vez por todas al ser bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán, y fue crucificado y derramó su sangre en la cruz como propiciación por los pecados de todo el mundo, pasados, presentes y futuros, y resucitó al tercer día y nos ha dado vida eterna y abundante salvación. Ese es el evangelio que trae salvación, justicia y vida abundante. Los herejes, en cambio, están interesados en sus becerros de oro: dinero, propiedades, prestigio y poder.

Hoy, como ayer, corremos el riesgo de ser engañados por falsos maestros y falsos hermanos y hermanas. No podemos ver el corazón, ni leer la mente de las personas. Por eso el apóstol Judas nos exhorta a guardar la confesión de la verdadera fe. La fe del evangelio del agua y el Espíritu. No es necesario descubrir ni describir cada herejía; frente a la verdad revelarán su verdadera identidad. No es lo que se dice de la boca para afuera, sino el fruto que produce la fe verdadera, lo que manifiesta a los apóstatas y herejes.

Aunque en palabras y afirmaciones los falsos maestros puedan engañar, su confesión es estéril o, peor aún, produce frutos malignos. "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos", Mateo 7:15-18

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