viernes, 7 de octubre de 2022

Un camino de ida y vuelta

"Ustedes deben orar así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra lo mismo que se hace en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos el mal que hacemos, como también nosotros perdonamos a quienes nos hacen mal. No nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno." Mateo 6.9-13



Los antiguos maestros y maestras de espiritualidad describieron el camino a la unión perfecta con Dios como una escalera de tres peldaños, a los que llamaron vías o etapas: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva. O sea, la purificación de los pensamientos y deseos en esperanza, el fortalecimiento de la fe, para dar paso al puro amor.

Jesús, maestro por excelencia, nos enseña, revela, dirige a través de estas tres etapas en un camino o escala de ida y vuelta, con sencillez y máxima profundidad, por medio de la oración más bella y perfecta: el Padre nuestro. Del Padre, y por puro amor, recibimos todo lo bueno, lo verdadero y lo bello. Desde nuestra realidad podemos hacer el camino de vuelta, para regocijarnos en el seno del Padre. Los haremos orando el Padre nuestro en sentido inverso...

"Líbranos del maligno, no nos dejes caer en la tentación. Así como perdonamos a quienes nos hacen mal, perdónanos el mal que hacemos"La vía purgativa se realiza reconociendo el mal, en particular el que se origina en nosotros mismos. Es la curación del corazón, de la emociones. Y se manifiesta curando los vínculos con nuestros semejantes. Nadie puede llamar a Dios "Padre nuestro" si se niega a reconocer a sus prójimos como hermanas y hermanos.

"Danos hoy el pan que necesitamos. Lo mismo que en el cielo, que se haga tu voluntad en la Tierra. ¡Venga tu reino!" La vía iluminativa es la edificación de la inteligencia espiritual, la auténtica sabiduría que viene de la fe. Sabemos que Dios nos creó y cuida amorosa y tiernamente de toda su creación, el propósito del Padre es la voluntad de otorgar y otorgarse. El anhelo de una vida iluminada es que el Padre bueno se manifieste en todos los aspectos y circunstancias de la vida.

"Santificado tu nombre, en los cielos"... Los cielos son los mismos en todas partes, no hay fronteras ni límites, nos cubren por igual a todas y todos sin distinciones. La vía unitiva empieza en el reconocimiento de la unidad con todo lo creado, con todas las personas, bajo los cielos, porque somos hijas e hijos de un único y mismo Padre. El puro amor exprime su oración en tan solo dos palabras, que en sí mismas expresan todo lo bueno y verdadero: "¡Padre nuestro!"

Amén.

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