Estudio Bíblico
Lectura: Zacarías 7:4-10
1. ¿Qué?
El pasaje declara que Dios no aprobaba los ayunos del pueblo que se realizaban por mero formalismo, sino que exigía que estos fueran acompañados de verdadera justicia, bondad, compasión y piedad, y les instruía a no oprimir a los vulnerables (la viuda, el huérfano, el extranjero y el pobre), ni a abrigar maldad contra sus hermanos en sus corazones.
2. ¿Quién?
La exhortación de Dios, por medio del profeta, se dirige al pueblo de Israel y a los sacerdotes de Jerusalén, quienes habían regresado del exilio babilónico.
3. ¿Dónde?
El libro de Zacarías fue escrito en Jerusalén, después del exilio babilónico, dirigiendo su mensaje a los judíos que regresaban a su tierra.
4. ¿Cuándo?
Alrededor del año 520 a. C.
5. ¿Por qué, para qué?
Esta palabra del profeta, enseña que los ayunos del pueblo de Israel, realizados durante setenta años en el quinto y séptimo mes, no estaban siendo hechos para honrar a Dios, sino para beneficio propio. Dios, a través de Zacarías, les ordena que en su lugar sean justos, compasivos y que no opriman a los vulnerables (la viuda, el huérfano, el extranjero y el pobre). El mensaje central es que la verdadera adoración a Dios no es un formalismo, sino una transformación interior que se manifiesta en un amor activo y la obediencia a sus mandamientos de justicia y misericordia hacia los demás.
El verdadero sentido de la adoración no reside en rituales vacíos como el ayuno, sino en la transformación del corazón y la obediencia a la ley de Dios, que se traduce en actos de justicia y amor hacia los más vulnerables. Cuando el culto a Dios se enajena del anhelo y la práctica de la justicia, es sólo idolatría. Dios desea un corazón sincero, no solo prácticas religiosas que se hacen por costumbre o por conveniencia propia.
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