viernes, 19 de octubre de 2018

Compartir la promesa

"Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos." Mateo 16.15

Normalmente la tendencia humana es atesorar y ocultar de los demás las cosas valiosas que poseemos. Lo reconozcamos o no, con demasiada frecuencia queremos adueñarnos de Dios y de su amor como si fuesen una posesión nuestra, sin darnos cuenta que es esto diametralmente opuesto al amor de Dios.

"Dios quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad", 1 Timoteo 2.4. No obstante nosotros queremos imponer límites y reglas de a quién y cómo Dios debe amar. Pero el amor es misterioso, crece cuando se comparte y se apaga cuando se pretende tenerlo atrapado. Cuando nuestra vida es tranformada por el amor de Cristo, no podemos callar, y su propio amor nos impulsa a compartirlo con los demás "ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua", 2 Corintios 5.14.

Predicar el evangelio no es una tarea exclusiva de los Ministros, todos los cristianos somos exhortados a compartir la Buena Noticia con todos desde nuestro propio lugar y vocación. No guardemos el anuncio del amor de Dios, multipliquémoslo si medida, del mismo modo en que Dios nos ama. "Esta promesa es para ustedes, para sus hijos y para los que están lejos, es decir, para todos los que han sido llamados por el Señor nuestro Dios", Hechos 2.39.


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