viernes, 6 de septiembre de 2019

Visión


"El día cinco del mes cuarto del año treinta, yo, Ezequiel, me encontraba junto al río Quebar, entre los cautivos. De pronto, los cielos se abrieron y tuve visiones de parte de Dios." Ezequiel 1.1

Si bien el mundo a nuestro alrededor cambia aceleradamente, todavía disfrutamos del cielo azul, el verdor de los bosques y el canto de las aves. Sin embargo, una sensación sombría siempre acecha nuestra alegría.

El profeta Ezequiel se encontraba a orillas de un río hermoso, rodeado por una naturaleza exuberante, pero era un prisionero. Así también nosotros, en medio de la bellísima y rica creación de Dios, todavía somos cautivos del pecado y la muerte. Tan sólo la visión de Dios nos puede liberar de la desesperación.


Hay quienes piensan que la visión divina es un espectáculo fuera de este mundo, un evento de nubes y voces celestiales. Pero no es así, Dios se revela (se deja ver) plenamente en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Es en Cristo, y sólo en él, que somos curados, consolados y hechos libres para vivir en plenitud. "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo entonces dices: “Muéstranos al Padre”?" Juan 14.9

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