viernes, 1 de noviembre de 2019

¡Levántate, ve!

«Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive, y predica contra ella, porque hasta mí ha llegado la maldad de sus habitantes.» Jonás 1.2

Dios ama a los buenos y odia a los malos. Yo soy bueno, quien no es como yo es malo. Dios aprueba a quienes son como yo, y quienes no son como yo no pueden ser amados ni aprobados por Dios. Así piensa el corazón humano, muerto en delitos y pecados.

El propósito de Dios y su voluntad es el bien y la salvación de toda la humanidad. Vemos en la historia del profeta Jonás que no hay límites ni fronteras para el amor divino. El Señor nos dice a nosotros también, aunque nuestro egoísmo se rebele: "¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive?" (Jonás 4.11) Entonces, levantémonos confiados y demos testimonio de Cristo a todas las personas, de todas las culturas, de todas las clases.


Jonás es una figura de la muerte sepultura y resurrección de Cristo. Cuando los judíos escucharon que el Señor Jesús les daría la "señal del profeta Jonás" no se ofendieron por causa de la resurrección, se enfurecieron porque significaba que, en Cristo, a todos se les anunciaría la salvación. "Y cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo", Juan 12.32.

No hay comentarios:

Publicar un comentario