viernes, 20 de diciembre de 2019

Dios con nosotros

“Pues ahora el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel.” (Isaías 7.14)

Todo niño ha experimentado el miedo a la oscuridad. No es tanto la falta de luz lo que asusta, sino la sensación de estar solos ante lo desconocido. Niños o no, frecuentemente vivimos con temor, ansiosos por lo que va a pasar, sintiéndonos solos y desprotegidos. ¿Será que Dios se ha olvidado de nosotros? ¡No! Dios siempre ha estado, está, y estará presente; y en Cristo nos dio la prueba más patente de su amor e interés por nuestra vida.

Cuando llegó el tiempo propicio, aquello que los profetas habían anunciado se confirmó por la voz del ángel: “María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1.21). Dios, que siempre está con nosotros, en Cristo se hizo uno de nosotros, para librarnos de la condenación del pecado, reconciliarnos con el Padre y hacernos coherederos de su reino.


Cuando éramos niños, y tal vez todavía hoy, la oscuridad nos daba miedo. Pero lo que en verdad provoca el temor es la oscuridad que llevamos dentro, el pecado. Es por el pecado que nos ocultamos de Dios y nos sentimos amenazados por todo cuanto nos rodea. Sin embargo, Dios se acerca a nosotros con infinito y tierno amor, para salvarnos de todos nuestros pecados. En Jesús, Dios toma lo que somos, para hacernos lo que él es; y en su luz, disipa todas nuestras sombras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario