viernes, 6 de diciembre de 2019

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«¡Vuélvanse a mí, hijos rebeldes! ¡Yo sanaré sus rebeliones!» «Aquí estamos, y a ti venimos, porque tú eres el Señor, nuestro Dios.» Jeremías 3.22

Todos, o casi todos, conocemos la consecuencia de tomar equivocadamente un camino que se bifurca. Al principio no parece haber diferencia, el paisaje se ve igual, los puntos de referencia son casi los mismos, pero a medida que se avanza el destino original se aleja más y más, y terminamos perdidos.


La senda del pecado es así, poco a poco o, algunas veces, de manera drástica nos va alejando del propósito y destino de nuestra vida. Lo peor es que cuanto más nos adentramos en el pecado, más duro y terco se vuelve el corazón. Pero Dios, siempre amoroso y compasivo, nos advierte del camino equivocado y nos llama a volver.

El diablo, el mundo y nuestro corazón nos ofrecen variados caminos, pero todos ellos conducen a un destino indeseable. Dios nos ofrece un único camino, vivo y verdadero: Jesucristo. Por la fe en Jesús tenemos paz y bendición. "Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados". Hechos 3.19

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