viernes, 27 de enero de 2023

¿Con qué me presentaré a adorar al Señor, Dios de las alturas?

"¿Con qué me presentaré a adorar al Señor, Dios de las alturas? ¿Me presentaré ante él con becerros de un año, para ofrecérselos en holocausto? ¿Se alegrará el Señor, si le ofrezco mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿O si le ofrezco a mi hijo mayor en pago de mi rebelión y mi pecado? El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios." Miqueas 6.6-8

La observancia de ritos y ceremonias, cuando se practican espiritualmente, nos guían y nos aportan sostén en el desarrollo de un sentido de valores genuinos. Los rituales. por sí mismos, no tocan el ámbito de los principios espirituales, pero cuando se entienden y observan de manera espiritual añaden profundidad, sentido de comunidad, y autenticidad a la vida interior.

Nuestro carácter, nuestros deseos y nuestros valores no serán transformados por la simple práctica de ceremonias o rituales, mucho menos por el asentimiento a los principios de tal o cual secta, ni por dar o usar nuestras posesiones con fines religiosos o de beneficio social. Lo que vale es la intención, la disposición y el amor de la voluntad. A menos que nuestras pensamientos, palabras y acciones sean movidos por un espíritu de justicia, amor y humildad, de nada valdrán los sacrificios ni los ritos religiosos.

¿Cuáles son los requerimientos de Dios para vivir una vida verdaderamente recta, de justicia espiritual? Las exigencias son pocas, pero estrictas: "El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios".



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