viernes, 28 de julio de 2017

La necesidad de las Escrituras

"Aléjame del camino de la mentira y favoréceme con tu enseñanza." Salmos 119.29

Hay, y siempre ha habido en la Iglesia, tendencias que, a despecho de declarar a las Escrituras como inspiradas por Dios, no las consideran absolutamente necesarias, ya que su interpretación y autoridad están reservadas a un magisterio autorizado. Quienes así piensan, lo digan o no de forma explícita, están convencidos de que las Escrituras necesitan el auxilio de la Iglesia o de los Doctores y no al contrario. 


Queda claro que, si las Escrituras necesitan una «interpretación autorizada», quien tenga el poder de la misma tiene el poder sobre la conciencia y la fe de los creyentes. Argumentar que las Escrituras «contiene la revelación divina», pero que «esa revelación está sujeta a la interpretación autorizada», no es sino una afrenta a la fe y una negativa a reconocer la obra del Espíritu Santo. 

Podríamos pensar que este error es exclusividad del romanismo, pero no es así. Siempre que una persona, un grupo selecto de personas o una institución se atribuyen el monopolio de la fe, se tergiversa la verdad y se oprime al cuerpo de Cristo.

«El Espíritu Santo nunca obra sin la Palabra o antes de ella, sino que viene con la Palabra y por medio de ella, y jamás va más allá de la Palabra.» - Dr. Martín Lutero

No hay comentarios:

Publicar un comentario