miércoles, 14 de marzo de 2018

Buena alimentación

"Vienen días —afirma el Señor— en los cuales mandaré hambre a la tierra; no hambre de pan, ni sed de agua, sino hambre de oír la palabra del Señor." Amós 8.11

La nutrición es esencial para el sustento  y desarrollo de nuestra vida. Los especialistas afirman que nos convertimos en lo que comemos y bebemos. Esa afirmación es tan válida para el cuerpo como lo es para la mente y el espíritu. Incontables publicaciones, en todos los medios, nos proveen información variada sobre la mejor nutrición para nuestros cuerpos, pero sobre la nutrición del alma nos preocupamos poco.

La dieta que le proporcionemos a nuestro espíritu determinará el carácter de nuestra vida, como se dijo antes: nos convertimos en lo que comemos. La palabra de Dios nos exhorta  a vigilar y seleccionar sabiamente aquello que entra a nuestra mente y a nuestro corazón. "[...] tengan sus puertas cerrojos de hierro y bronce, y que dure su fuerza tanto como su vida." (Deuteronomio 33.25)


La manera en que percibimos y experimentamos nuestra vida se encuentra condicionada por el tono y el contenido de los pensamientos, deseos y valores que habitualmente residen en nuestra alma. Alimentemos nuestra mente y nuestro corazón con la eterna Palabra de Dios, comamos y saciémonos del "alimento que sirve para vida eterna".

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