viernes, 9 de marzo de 2018

Bendición y maldición

"En este día pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes." Deuteronomio 30.19


La mayor parte de lo que experimentamos en la vida es más un reflejo de nuestro propio estado mental y espiritual que un efecto de lo que realmente sucede. En cuanto a la percepción que tenemos de los hechos y circunstancias, éstos tienen la forma y valor que nosotros mismos les damos. Cualquier cosa que consideremos buena, como bendición, será bendición para nosotros. Por el contrario, todo lo que maldigamos nos maldecirá. Si vemos las circunstancias de la vida como una maldición, todo nos parecerá malo y saldremos heridos. Cualquier situación, sin importar su apariencia externa, que veamos como bendición nos será benéfica.

"La palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y cumple la orden que le doy." Isaías 55.11

Tal vez estemos pasando algún problema de salud, o simplemente no nos gusta algo de nuestro cuerpo, y estemos tentados a quejarnos y maldecir; ¡no lo hagamos! Bendigamos nuestro cuerpo. Bendice nuestro hogar y a nuestra familia. Bendigamos a nuestro prójimo, incluso a quienes no nos caen simpáticos o son nuestros enemigos. Así los aparentes enemigos personales, mentales y espirituales se volverán amigos. Bendigamos el estado del tiempo, y el lugar donde vivimos. Todo lo que bendecimos nos bendecirá de vuelta.

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