viernes, 11 de octubre de 2019

Alegría

"¡Vengan y con alegría aclamemos al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!" Salmos 95.1

Los seres humanos cantamos. Cantamos cuando estamos alegres. Cantamos cuando estamos tristes. Cantamos cuando alguien nace y, también, cuando alguien muere. Los hombres y las mujeres podemos conservar en la memoria, o contar en las historias, nuestras victorias y derrotas, pero es en la canción que el sentido vital se comunica con mayor profundidad y sentimiento.

Es un hecho, generalmente fácil de comprobar, que las personas ponemos nuestra confianza en las cosas que podemos percibir en un momento determinado, sin proyectar las consecuencias, o peor aún, sin recordar el pasado. Pero toda la fortaleza humana se deshace por la naturaleza de su propia limitación y finitud. La fuerza del Señor, que salva eficazmente a su pueblo, no decepciona. "A ti, Señor, te corresponde salvar; ¡derrama tus bendiciones sobre tu pueblo!" Salmos 3.8


La alegría, la fiesta, y el espíritu de celebración son expresiones naturales de hombres y mujeres que se ven libres después de un prolongado cautiverio. La inspiración y el inspirador del cántico es Dios, el Señor. Cantamos al Señor porque reconocemos en Él la fuente, la fuerza y el destino de nuestra libertad. Por eso, a la par de alegrarnos, nos maravillamos.

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