viernes, 26 de junio de 2020

Testigos

«Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.» Hechos 1.8

Los que hemos sido bautizados, hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu. El don del Espíritu Santo nos fue dado sin medida ni condiciones. No obstante, el poder del Espíritu Santo no se nos ha concedido ociosamente, sino para que seamos testigos de Cristo en el mundo.


El carbón y el diamante son del mismo material: de carbón. El carbón absorbe la luz; el diamante la refleja. Hay cristianos que son semejantes al carbón y los hay que son semejantes al diamante. Al examinar sus creencias, son iguales; pero al examinar su vida, sus costumbres, su utilidad en la iglesia y en la sociedad... ¡no son iguales! Unos son opacos y otros luminosos. Cada cristiano debe examinarse para saber si es carbón o si es diamante.

Independiente de nuestra vocación específica, todos los cristianos fuimos llamados a un propósito mayor: "son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable." 1 Pedro 2.9

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