viernes, 19 de marzo de 2021

¡Enséñame a seguir tus sendas!

"Señor, dame a conocer tus caminos; ¡Enséñame a seguir tus sendas! Todo el día espero en ti; ¡enséñame a caminar en tu verdad, pues tú eres mi Dios y salvador!" Salmos 25.4-5


“Los caminos de Dios son misteriosos”, ¿quién de nosotros nunca ha dicho esa frase? Todo lo que podemos saber, explicar y hacer, lo atribuimos a nosotros mismos, nuestra capacidad y nuestra fuerza. Lo que está más allá de nuestro control, lo que está más allá de nosotros o nos aterroriza, lo atribuimos, con cierta frustración e ira, a Dios.




La fe no es un sueño irreal. La fe es confianza en la bondad, sabiduría y misericordia de Dios. Para los ojos de la fe, los caminos de Dios son claros, porque son la vida misma. Dios no tiene "propósitos ocultos", no tiene una doble intención para nosotros. Por eso tu anuncio es alto y claro: arrepiéntete, cambia tu forma de ver las cosas y cree en las buenas nuevas de que el Señor te ama.


En Jesús, por él y con él conocemos con certeza los caminos y planes de Dios para toda la humanidad: "Ha llegado el momento, y ha llegado el reino de Dios; arrepiéntete y cree en el evangelio". El camino de Dios es Cristo. La verdad de Dios se revela plenamente en Cristo. La vida de Dios nos es dada en Cristo. ¡El misterio de Dios es Cristo!


No hay comentarios:

Publicar un comentario