viernes, 26 de marzo de 2021

Los cielos proclaman la gloria de Dios

"Los cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento revela la obra de sus manos. Un día se lo cuenta al otro día; una noche se lo enseña a la otra noche. Sin palabras, sin sonidos, sin que se escuche una sola voz, su mensaje recorre toda la tierra y llega al último rincón del mundo". Salmos 19.1-4


Para la gran mayoría de mujeres y hombres cristianos, adorar a Dios es un acto especializado, separado del resto de la existencia. Hablamos de "tiempo con Dios", "espacios sagrados", "momentos de alabanza". Pero, ¿qué significa realmente adorar a Dios? ¿Cómo alabamos su amor y bondad? ¿Dónde vemos la gloria del Señor? Vislumbramos la gloria de Dios en el esplendor del cielo, en la luz y el calor del sol, en el abrigo y la generosidad de la tierra.


"[...] desde la creación del mundo, los atributos invisibles de Dios, su poder eterno y su naturaleza divina, se ven claramente, entendidos por las cosas creadas" (Romanos 1:20). Sin embargo, Dios no nos permite andar a tientas para conocerlo, amarlo y obedecerlo. Él se revela claramente en su Palabra. Toda la obra de la creación da testimonio de la gloria y el poder del Señor, y también lo sentimos presente al meditar en sus palabras, que son luz y gozo para el corazón.




Dios es bueno. Dios es amoroso. Dios es generoso. Podemos ver esto en cada pequeña porción del Universo creado. Dios es sabio. Dios es justo. Dios es misericordioso. Su Palabra declara la verdad y la esperanza para todos nosotros. "¡Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón te sean agradables, Señor, Roca mía y Salvador mío!"


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