viernes, 16 de septiembre de 2022

¡Vamos a enderezarnos!

"Un sábado Jesús se había puesto a enseñar en una sinagoga; y había allí una mujer que estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un espíritu maligno la había dejado jorobada, y no podía enderezarse para nada. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, ya estás libre de tu enfermedad. Entonces puso las manos sobre ella, y al momento la mujer se enderezó y comenzó a alabar a Dios." Lucas 13.10-13




La política, en todos los países, es un constante espectáculo decadente de corrupción y codicia. La economía mundial es un torbellino irracional. Los valores, costumbres y certezas de nuestra sociedad se hunden en un mar de confusión. Y nos sentimos aplastados bajo un peso que amenaza con fracturar nuestras pocas fuerzas. ¡Es fácil caer en el papel de víctimas y dejarnos llevar a la desesperación!


Aquella mañana en la sinagoga, una pobre mujer encorvada, no sólo por su enfermedad sino también bajo el peso del estigma social, encontró su verdadera libertad. Jesús, con tierno amor, la desató del yugo: "ella se enderezó y alabó a Dios". Sin embargo, en lugar de regocijarse por el poder del Señor y la curación de una hermana, los religiosos encontraron razones para cuestionar y desafiar al Redentor.


La liberación, espiritual, mental o física, nunca puede lograrse a través de la Ley. Las revoluciones fallidas en todas las áreas dan fe de ello. Sólo el Evangelio trae paz, salud y libertad. No importa qué peso nos domine. No importa cuánto tiempo hayamos estado encorvados. Jesús, también hoy, nos dice: "ahora son libres". Levantémonos entonces. Vamos a enderezarnos. ¡Y glorifiquemos a Jesús, nuestro bondadoso Salvador!

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