viernes, 3 de marzo de 2023

Vete de tu tierra y de tu parentela

"Pero el Señor le había dicho a Abrán: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.» Y Abrán se fue, tal y como el Señor le dijo, y Lot se fue con él." Génesis 12.1-4

El llamamiento y envío de Abrán (אַבְרָ֔ם) a otra tierra simboliza que la fe, que escucha y obedece a la palabra divina, se manifiesta mejor y con mayor fuerza en campos nuevos que en terrenos conocidos. La costumbre y la rutina, el qué dirán, pueden fácilmente ahogar la fe.

Lot (ל֑וֹט), cuyo nombre significa "oscuro", es figura de esa parte de nuestra mente, y de nuestro corazón, que aún permanece en tinieblas, es decir, del ser humano natural o animal. Todas y todos, por más espirituales que creamos ser, todavía tenemos aspectos que pulir de nuestra conciencia para poder vivir de acuerdo a la fe.

La tierra (הָאָ֖רֶץ) de Canaán, a la que Abrán fue llamado para iniciar una nueva vida, representa las potencialidades elementales del ser, en las que habitamos y a las que damos forma por medio de la fe en Dios como Espíritu omnipresente. En un sentido espiritual, Canaán es un equivalente al "Jardín del Edén" o la "Tierra Prometida". Es necesario atrevernos salir de lo habitual, hacia "la tierra que te mostraré", para encontrarnos con Dios y su voluntad siempre amorosa para nuestra vida.



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