viernes, 24 de marzo de 2023

Yo mismo voy a ir en busca de mis ovejas

"Sí, así ha dicho Dios el Señor: «Yo mismo voy a ir en busca de mis ovejas, y yo mismo las cuidaré, tal y como las cuida el pastor cuando se halla entre sus ovejas esparcidas. Yo las rescataré de todos los lugares por los que fueron esparcidas aquel día nublado y oscuro.»" Ezequiel 34.11-12

El profeta nos presenta al Señor como un pastor que busca a sus ovejas, con sumo amor, atención y cuidado. Nuestro corazón anhela muchas cosas, pero sólo Dios puede saciar nuestras ansias más profundas. En la presencia del amor divino nos sentimos seguros y en casa. La idea de Dios viniendo a buscarnos para hacernos libres nos restaura la consciencia de ser hijas e hijos muy amados.



A pesar de que frecuentemente la vida nos pone en aprietos, podemos confiar en el amor divino en todo momento. Siempre podemos tener la certeza de que en el cuidado divino, su protección y providencia, nos rodea y que nuestro bien es su voluntad inquebrantable.

El Espíritu de Dios, que es la verdad misma, despierta y guía nuestros pensamientos espirituales para que seamos capaces de percibir la protección de Dios. Cuando ponemos nuestra atención en afianzar el bien dentro de nosotros, nuestros pensamientos se elevan sobre lo superficial: “en los montes de Israel… y en todos los lugares habitados del país".

"Seré justo con mis ovejas, pero eliminaré a las ovejas engordadas y rechonchas". Con estas palabras, Ezequiel se refiere a las ideas erróneas que aparentemente han engrandecido y fortalecido la fortaleza y el poder, pero que provienen de una confianza carnal, egoísta y efímera, y no del Dios vivo.


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