viernes, 19 de mayo de 2023

Cuida tu corazón más que otra cosa

"Cuida tu corazón más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida. Aparta de tu boca las palabras perversas; aleja de tus labios las palabras inicuas. Dirige la mirada hacia adelante; fíjate en lo que tienes delante de tus ojos. Piensa qué camino vas a seguir, y plántate firme en todos tus caminos. Apártate del mal. No te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda." Proverbios 4.23-27

Cuidar nuestro corazón parece una frase hecha, una fórmula que en el fondo no significa nada. Sin embargo, esa expresión engloba todo un conjunto de prácticas espirituales que son esenciales para una vida sana, equilibrada y positiva. La manera en que cuidamos adecuadamente nuestro corazón es  haciéndonos conscientes de nuestros pensamientos y motivos no expresados hasta que nuestros hábitos de pensamiento entren en plena armonía con la voluntad divina. El estado de ánimo que nos alinea con el orden divino está formado por el pensamiento disciplinado y la acción de la voluntad.

La disciplina es indispensable para poner bajo control nuestro uso de la palabra hablada. Es necesario dominarnos para "apartar de nuestra boca las palabras perversas y alejar nuestros labios de las palabras inicuas". Las palabras descuidadas, con bastante frecuencia, destruyen todo lo bueno que hemos logrado en silencio. Es por eso que necesitamos mucha determinación para cuidar nuestro corazón con toda diligencia. Necesitamos mantener nuestra meta en mente y avanzar incansablemente hacia ella. "Dirige la mirada hacia adelante; fíjate en lo que tienes delante de tus ojos".

Manteniendo nuestro sentido del equilibrio y haciéndonos conscientes de Dios, alcanzamos el descanso y la firmeza, conociendo así la paz de estar envueltos en el amor divino. "Piensa qué camino vas a seguir, y plántate firme en todos tus caminos". Es muy importante adquirir el hábito de comprobar nuestro progreso espiritual; no para vanagloriarnos, sino para animarnos a perseverar. Con la meta en mente, no podemos darnos el lujo de desviarnos de nuestro propósito o llenar nuestra vida de altibajos sin sentido; es por eso mismo que oramos para que Dios purifique nuestros pensamiento, palabras y obras. "Apártate del mal. No te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda".

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