sábado, 18 de octubre de 2014

El servicio

“Ustedes saben que ningún esclavo es más importante que su amo, y que ningún mensajero es más importante que quien lo envía.” Juan 13.16

La auténtica vida cristiana es una experiencia de servicio. Así como nuestro Maestro, los cristianos hemos sido enviados no para ser servidos, sino para servir. Los siervos no tenemos autoridad para declarar o decretar nada, mucho menos para darle órdenes a nuestro Señor y dueño. Quien reconoce y confiesa a Jesucristo como Señor debe obedecer todo lo que Él ha mandado, o seremos considerados malos servidores.
 
 

Todos somos servidores, querámoslo o no, siervos del pecado o siervos de la justicia (Romanos 6.8-14). El servicio cristiano debe cumplir los mandamientos del Señor de “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.” Ese es el mandamiento que tenemos: “ayúdense por amor los unos a los otros” .(Gálatas 5.13)
 
“Por eso, mis queridos hermanos, manténganse firmes, y nunca dejen de trabajar más y más por el Señor Jesús. Y sepan que nada de lo que hacen para Dios es inútil.” 1 Corintios 15.58

Hay numerosas oportunidades para el servicio cristiano. Cuando las tomamos, y las aprovechamos, esas oportunidades se convierten en fuentes de enorme refrigerio y edificación espiritual.
1.    Compartir con otros las buenas noticias de Jesucristo – Hechos 8.4.
2.    Orar de forma constante y ferviente, con ruegos y acciones de gracias por todas las personas – 1 Timoteo 2.1-4.
3.    El servicio a los necesitados y afligidos por amor a Cristo – Mateo 25.34-40, lo que además constituye la norma del juicio.
 

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