lunes, 20 de octubre de 2014

Paz

Vivimos en un mundo conturbado. Basta mirar los noticieros, leer los diarios o, simplemente, caminar por la calle para darnos cuenta que las cosas no andan bien. Es normal que tengamos el deseo de encontrar paz. Pero ¿qué es la paz? Y, ¿dónde podemos encontrarla?

Conocer la Paz: Al pensar en la paz, enseguida nos vienen a la cabeza muchas ideas. Todos tenemos alguna imagen preconcebida de lo que la paz significa. En general pensamos en lugares de ensueño, montañas, valles y arroyitos cristalinos. ¿De verdad conocemos la paz?

Trabajar por la Paz: Hay en el mundo, y en nuestro país también, numerosas organizaciones que “trabajan por la paz”. Es una tendencia natural pensar que es nuestra responsabilidad construir la paz… Y que la perfecta paz vendrá como fruto de un prolongado esfuerzo. Ese pensamiento ha llevado a muchos a emprender guerras para asegurar la paz, ¿eso tiene algún sentido?

Cultura de Paz: Rambo, CNN y el noticiero del mediodía nos dejan con la absoluta certeza de vivir en una cultura de muerte y violencia. Violencia que invade Irak para apropiarse del petróleo y violencia que segrega al indígena y lo obliga a mendigar en la esquina de Eusebio Ayala y San Martín…
“Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad nadie podrá ver al Señor.” Hebreos 12.14
Debemos replantear nuestra cultura ¿o no? Un cambio de actitud puede crear la tan ansiada “cultura de paz”. Todos unidos, como hermanos, caminando juntos y en armonía ¿creemos que es eso posible?

La verdadera Paz: La paz que Dios nos ofrece no se encuentra en las montañas de Suiza, lejos de nuestra rutina diaria. La paz que Dios nos ofrece no se reduce a tranquilizar nuestra conciencia, o a aplacar el sobresalto librándonos de la violencia y el crimen circundante. En el fondo, esos son pensamientos supersticiosos…

Dios nos propone una paz que es plenitud de vida, en todos sus aspectos. Es una paz integral que nos humaniza, en el más pleno sentido. Es abundancia de tranquilidad, salud y alimento. Es abundancia de vida. Y esa paz no se encuentra en un lugar, sino en la maravillosa persona y ejemplo de Jesús: “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.” Juan 14.27

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