lunes, 21 de noviembre de 2016

Más vale prevenir que curar

"¿Qué me queda, Señor? Pondré en ti mi esperanza." Salmo 39.7

El dicho popular "más vale prevenir que curar", es tan cierto para la salud espiritual como lo es para la salud física. La mayoría de nosotros buscamos a Dios únicamente cuando una dificultad nos resulta imposible de resolver, y en esa situación nos apresuramos a buscar una resolución espiritual. Claro que es mejor buscar a Dios empujados por la dificultad que no hacerlo bajo ninguna circunstancia. Pero, ¿por qué esperar a que los problemas y tribulaciones nos empujen a buscarlo? La verdad es que si permaneciésemos en la presencia de Dios muchísimas de las dificultades que nos aquejan ni siquiera aparecerían en nuestras vidas.


Frecuentemente pensamos que necesitamos pasar por un proceso largo y tedioso para encontrar el auxilio y la consolación de Dios. El tiempo y el tedio son condiciones que nosotros mismos ponemos, no Dios. La Escritura afirma que "ahora es el momento de la salvación, ahora es el tiempo aceptado" (2 Corintios 6.2).

Si nuestro propósito es poner nuestras vidas en manos de Dios, hagámoslo sin demora por medio de la oración incesante, la meditación y la obediencia a la voluntad del Padre. Manifestaremos así la plenitud del Señor, nuestros problemas disminuirán, y experimentaremos la indescriptible paz que sólo Dios puede dar. Nada podrá asustarnos ni turbarnos, porque Dios es nuestra suficiencia.

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