viernes, 14 de abril de 2017

Nuestra Pascua


La Pascua resume en sí misma todo el plan de Dios para la regeneración de la humanidad. El Creador no nos hizo para vivir en la limitación, el miedo y el error, sino para glorificarlo y gozar para siempre de su comunión. El propósito de la Providencia es que despertemos a nuestra verdadera naturaleza espiritual, muriendo a las obras de las tinieblas, y resucitando con Cristo para vivir de una forma completamente nueva. Esa es la verdadera Pascua.

"Así que echen fuera esa vieja levadura que los corrompe, para que sean como el pan hecho de masa nueva. Ustedes son, en realidad, como el pan sin levadura que se come en los días de la Pascua. Porque Cristo, que es el Cordero de nuestra Pascua, fue muerto en sacrificio por nosotros. Así que debemos celebrar nuestra Pascua con el pan sin levadura que es la sinceridad y la verdad, y no con la vieja levadura ni con la corrupción de la maldad y la perversidad." 1 Corintios 5.7-8

Jesús, nuestro Redentor, enfrentó la oscura noche del Getsemaní, la traición, el abandono y el desprecio; atravesó la dolorosa cruz del Calvario, y por la senda de la muerte fue hacia la gloriosa resurrección del día de Pascua. Cada uno de nosotros es invitado a contemplar por fe la obra del Salvador, siendo crucificados al mundo, para que ya no vivamos por nosotros mismos, sino que la vida de Cristo resplandezca en la nuestra.

"[Cristo] fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitado para hacernos justos." Romanos 4.25

Por medio de la fe, cada uno de nosotros debe aspirar a hacer la misma senda en sí mismo, de lo cual nuestro bautismo es un permanente memorial de que con Cristo hemos muerto a los deseos del mundo, con él fuimos juntamente sepultados, y juntamente con él hemos sido resucitados a una nueva vida. Nuestra Pascua ya fue sacrificada, ya no vivimos en el temor y la oscuridad del pecado, ahora tenemos libre acceso al santuario. ¡La vida venció a la muerte para siempre!

"Hermanos, ahora podemos entrar con toda libertad en el santuario gracias a la sangre de Jesús, siguiendo el nuevo camino de vida que él nos abrió a través del velo, es decir, a través de su propio cuerpo." Hebreos 10.19-20

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