viernes, 9 de febrero de 2018

No limitemos el poder de Dios...

"¿Por qué, cuando yo vine, no encontré a nadie? ¿Por qué, cuando llamé, nadie me contestó? ¿Creyeron acaso que yo no era capaz de rescatarlos? ¿Creyeron acaso que no podía libertarlos?" Isaías 50.2

Hay una creencia, bastante divulgada en la actualidad, que afirma el poder que tenemos de poner trabas a Dios. Si lo meditamos detenidamente, tal afirmación es una tontería. ¡Dios es todo Poder, Dios es todo Presencia, y Dios es todo Amor! Es imposible que nosotros podamos limitar el poder Divino. Sin embargo, recibimos el infinito poder de Dios de acuerdo a nuestra disposición. En las palabras del místico sueco Emanuel Swedenborg: "El bien y la verdad [del Señor] son recibidos como bien y verdad solamente por los buenos. Los malvados los reciben como mal y mentira, y hasta son transformados en mal y mentira en ellos. Esto es como con la luz del sol, que se imparte ella misma a todos los objetos que cubren la faz de la tierra, pero cada objeto la recibe según su naturaleza, y la convierte en hermosos colores de formas agradabilísimas."

El infinito Amor y la infinita Sabiduría de Dios están constantemente presentes y disponibles. Dios es la vida en Sí mismo, y su ausencia significaría el fin de la vida. La vida de todo lo visible e invisible proviene del Señor. Dios jamás deja de amarnos, cuidarnos y guiarnos. Su poder está siempre en acción, y no es posible limitarlo. No obstante, podemos recibirlo como mal, como mentira o como carencia si nuestra disposición es mala. 

"El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar, ni él se ha vuelto tan sordo como para no poder oír. Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios; sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír." Isaías 59.1-2

Volvámonos hacia el Señor, recibamos con gratitud todo el bien que sin cesar derrama sobre toda la creación. Dios es Amor y no hace más que amarnos con amor eterno. Dios es el Bien, y permanentemente emana su vida mediante la cual vivimos, nos movemos y tenemos existencia. Dios es la Verdad, y por Él recibimos la sabiduría de la vida. El Bien y la Verdad, por el Amor, son dados sin medida por el Señor a sus hijos e hijas, y nada puede limitar su poder de hacerlo. Recibamos sus dones con ojos puros.

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