viernes, 16 de febrero de 2018

Nuestro verdadero valor

Estamos rodeados de una sociedad de apariencias, no podemos negarlo. El lema que dirige nuestra conducta comunitaria es: "lo que importa es parecer algo y que todos lo crean". Las comunicaciones instantáneas y las redes sociales contribuyen mucho a incentivar este tipo de valoración ficticia. Todos conocemos personas que están siempre alardeando, aparentando y nadie las toma en serio.

"Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios. Y aunque no se ve todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es." 1 Juan 3.2

Lo que realmente da valor a nuestra vida es lo que Dios dice, lo que somos realmente, y no las apariencias fugaces. Las personas que se esfuerzan en alardear, fingir y aparentar, realmente poseen una opinión muy baja sobre sí mismas. Si no fuese así, ¿qué necesidad tendrían de aparentar? Y esta actitud de superioridad fingida, de positividad forzada, hace que muchas personas vivan en un vacío total y en frustración constante.


Si estamos seguros que nuestra vida tiene valor, que somos hijos e hijas amados por Dios,  ni siquiera soñaríamos en fingir algo diferente. La satisfacción y contentamiento espiritual son el antídoto infalible contra la superficialidad. Cuando estamos conscientes de nuestra comunión sustancial con Dios no tenemos deseo ni necesidad de alardear.

"Por lo tanto, mis queridos hermanos, sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor; porque ustedes saben que no es en vano el trabajo que hacen en unión con el Señor." 1 Corintios 15.58

Nuestro verdadero y esencial valor no viene de nosotros mismos, sino de Dios. Podemos creer, afirmar y confiar en la verdad de la palabra divina. Creamos, sin dudar, que somos hijos e hijas de Dios. Sepamos ciertamente que somos expresiones de la Vida, la Verdad, y el Amor. Confiemos firmemente que la Sabiduría infinita nos guía. Afirmémonos en la verdad de que somos amados por Dios... y sabremos nuestro verdadero valor.

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