viernes, 2 de noviembre de 2018

Esperanza

"Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que él prometió, un mundo lleno de la justicia de Dios." 2 Pedro 3.13

Basta ver las noticias o prestar atención a las conversaciones cotidianas para darnos cuenta que vivimos en un mundo donde la paz, la justicia y la equidad están ausentes. No se trata de falta de conocimiento, ni de cambios en los modelos políticos, es sencillamente la manifestación del pecado.

Sabemos que, aunque tuvieren buenas intenciones, ni educadores ni gobernantes ni moralistas pueden hacer algo sustancial para cambiar el mundo. Solamente Jesús puede hacerlo.


Por medio de la fe, si bien velada e imperfectamente, nosotros ya vivimos la realidad de los cielos nuevos y la tierra nueva. No como un cataclismo cósmico, sino como una transformación de las relaciones que tenemos con Dios, con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con toda la creación.

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