viernes, 16 de noviembre de 2018

Una buena noticia para ti

Querido amigo, quiero darte una buena noticia. Eso es exactamente lo que significa “Evangelio”; buena noticia. Y a todos nos gusta recibir buenas noticias ¿verdad? Pues, esta buena noticia tendrá efectos para la eternidad...

Todos los seres humanos, en mayor o menor medida, sufrimos y experimentamos el mal. Aunque las experiencias dolorosas sean variadas, hay una que compartimos todos los seres humanos: la muerte. La muerte, así como todo el mal que nos aqueja, es fruto del pecado. "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un solo hombre, y por medio del pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron", Romanos 5.12.

Dios nos ama infinitamente, y no quiere que su creación se pierda. Por eso, desde el principio él hizo una promesa a la humanidad: "Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón", Génesis 3.15. Lo que nosotros no podemos realizar por causa de nuestra naturaleza pecaminosa, Cristo realizó por nosotros, así cumpliendo la promesa del Padre. "Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros", Romanos 5.8.


"Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios", 2 Corintios 5.21. Por causa de Cristo, Dios nos otorga gratuitamente el perdón de nuestros pecados y nos hace libres de la condenación. "Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida", Romanos 5.10.

Aunque el pecado es un problema muy real en la vida de todos nosotros, Dios nos prometió perdón y reconciliación por medio de Cristo. Esto no a causa de algo bueno en nosotros, o de alguna obra que podamos hacer, sino por su puro y libre amor. El amor de Dios en Cristo Jesús se comunica a nosotros por medio de su Palabra, a través de la cual el Espíritu Santo crea en nosotros la fe, y esa fe nos produce paz. "Así, pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo", Romanos 5.1.

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