viernes, 16 de julio de 2021

El rey de gloria

"¡Del Señor son la tierra y su plenitud! ¡Del Señor es el mundo y sus habitantes! ¡El Señor afirmó la tierra sobre los mares! ¡El Señor la estableció sobre los ríos!" Salmos 24.1-2


El tema del Salmo 24 es la plenitud del poder y la majestad de Dios manifestados en la creación y, en segundo lugar, la participación humana en esta perfección divina. Nuestra manera común de pensar y hablar no es suficiente para abarcar la profundidad del amor y la generosidad de Dios, ni nuestra participación en la plenitud de su manifestación. Solamente la poesía es el vehículo adecuado para pensamientos tan elevados y hermosos, para la imaginación y emoción. Todo esto está en la mente de Dios, Todo-bondadoso.


¿Cómo es posible que un ser humano finito pueda acercarse a la perfección y majestad del Infinito? Con amor, integridad y honestidad. "El de manos limpias y corazón puro"... Con veracidad y autenticidad de mente, corazón y alma, con sinceridad y franqueza. Quien pueda desarrollar estas cualidades trascendentales por gracia, y quien las desarrolle, asciende "al monte del Señor" y puede entrar al "Lugar Santo".


Jesucristo, Dios mismo, cargó con todos los pecados del mundo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, fue condenado por todos los pecados al derramar Su sangre hasta morir en la Cruz; se levantó de entre los muertos y así ha completado la obra de salvación para hacernos justos delante del Padre. El Señor, bondadoso y compasivo, quiere hacernos partícipes de la plenitud de su amor. No debemos ser arrebatados en un mundo etéreo para disfrutar de la comunión divina. Aquí y ahora Dios está presente: en la generosidad de la creación; en "manos limpias y corazón puro"; en compasión y justicia. "Así son los que le buscan, los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob".



No hay comentarios:

Publicar un comentario