viernes, 1 de octubre de 2021

Denles ustedes de comer

"Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud; sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos que llevaban. Como ya se hacía de noche, los discípulos se le acercaron y le dijeron: —Ya es tarde, y éste es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida. Jesús les contestó: —No es necesario que se vayan; denles ustedes de comer. Ellos respondieron: —No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados. Jesús les dijo: —Tráiganmelos aquí." Mateo 14.14-18


Nuestra vida, en las condiciones actuales, es demasiado agitada. Las relaciones con la comunidad, la familia, el trabajo y la vida personal se han convertido, para la mayoría de nosotros, en obligaciones pesadas y agotadoras. Al leer el pasaje de hoy, nos damos cuenta de que no fue diferente para Jesús y sus discípulos. Cansados de la agotadora actividad, deseaban retirarse para tener tiempo para descansar y recuperar fuerzas.


Mientras Jesús y sus discípulos habían ido en bote a un lugar apartado, la gente siguió caminando alrededor del lago y llegó al lugar adonde habían llegado. Habría sido justificado que se enojaran y quisieran negarse a servir a los que buscaban la ayuda de Cristo. Sin embargo, se nos dice que Jesús "sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos que llevaban".




Aunque las exigencias de la vida cotidiana son muchas veces muy pesadas para nosotros, tanto que lo único que queremos es huir a un lugar aislado, Jesús sigue exhortándonos "denles ustedes de comer". Las buenas obras no nos ganan ningún favor especial de Dios, Él nos da todo por pura gracia en Jesucristo, y a través de Jesucristo. Jesucristo, Dios mismo, cargó con todos los pecados del mundo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, fue condenado por todos los pecados al derramar Su sangre hasta morir en la Cruz; se levantó de entre los muertos y así ha completado la obra de salvación para hacernos justos delante del Padre. Pero la fe nos está transformando cada vez más a la imagen de Cristo, y se manifiesta en un amor práctico y compasivo. No servimos por deber, ni siquiera por gratitud, sino por amor y en perfecta libertad, al igual que el Maestro.


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