viernes, 15 de octubre de 2021

No estás lejos del Reino de Dios

"Uno de los escribas, que había estado presente en la discusión y que vio lo bien que Jesús les había respondido, le preguntó: «De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?» Jesús le respondió: «El más importante es: “Oye, Israel: el Señor, nuestro Dios, el Señor es uno.” Y “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” El segundo en importancia es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante que éstos.»" Marcos 12.28-31


Nunca antes como ahora la bandera del amor se eleva tan alto. El mensaje de Jesús es solo amor. Dios no es creador ni soberano, es relación. Jesucristo no es Dios, mucho menos Salvador, porque la salvación es amor. El Espíritu Santo es solo otro nombre para el amor entre personas. El evangelio, entonces, consiste en fomentar relaciones de tolerancia, convivencia y beneficencia. Ser cristiano, en definitiva, es ser un "buen vecino".


Dicho así, esto suena chocante, pero esto es lo que se proclama como "las sencillas enseñanzas de Jesús". La trampa de este falso evangelio, escondido bajo tanto amor y dulzura, es que nos lleva directamente a la condenación de la Ley. ¡Tanto hablar sobre el amor no es más que pura Ley, sin una pizca de Evangelio! Esto nos hace creer que podemos producir ese amor perfecto y, lamentablemente, nos lleva a la hipocresía o la desesperación.


No hay forma de amar a "Dios con todas tus fuerzas" con nuestras propias fuerzas. Tampoco hay forma de amar a "tu prójimo como a ti mismo" con nuestro amor propio. ¡Solo Cristo puede hacer eso! El Señor Jesús llevó todos los pecados del mundo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, pagó la condenación de los pecados al derramar su sangre en la Cruz; resucitó de entre los muertos y así ha completado la obra de salvación para hacernos justos delante de Dios. En Cristo, justicia de Dios, la Ley se cumple perfectamente; y sólo en él, puro amor de Dios, podemos amar como Dios lo requiere. Esta es, de hecho, la verdad, si la entiendes "no estás lejos del reino de Dios".




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