martes, 7 de junio de 2016

Pura gracia


Hablamos de amor y eternidad,
de Dios y sus misericordias.
Pero en el fondo, odiamos
y nos rebelamos ante la verdad
de que no es nuestra la gloria,
que no nos pertenece la vida.
Al legislador el Altísimo le dijo: 
«Tendré misericordia de quien yo quiera, y tendré compasión también de quien yo quiera.» 

Todas los esfuerzos, todas las victorias,
son nada a los ojos de quien ve los corazones.
No depende del deseo ni la férrea voluntad, 
sino de la compasión del Único que es. 
A quien confiaba en su poder y prestigio le fue dicho: 
«Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder y para darme a conocer en toda la tierra.» 
Ciertamente, misterioso es el camino y el propósito 
de Aquel que hace todo según su voluntad.

«Siendo así, ¿de qué puede Dios culpar al hombre, si nadie puede oponerse a su voluntad?»
Su pura Justicia es también bondad amorosa.

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