martes, 26 de julio de 2016

De la abundancia del corazón

"Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos." Hebreos 11.1

El secreto de la vida espiritual es llenar el corazón con lo que deseamos y vaciarlo de aquello que es contrario al propósito divino. Todo aquello en lo que pensamos con claridad e interés comienza a abundar en el corazón. No lo olvidemos, claridad e interés, estas dos características fijan nuestras convicciones. Si nuestro propósito es tener un continuo entendimiento de Dios, hallar paz y gozar de bendiciones; debemos entonces pensar, sentir e interesarnos por esos fines. La fe que cuenta es seguridad y convicción. La razón de por la cual muchos cristianos fracasan, es que les falta claridad, interés, seguridad y convicción en sus plegarias, ya que no reflejan la abundancia del corazón.

"¡El Señor llevará a feliz término su acción en mi favor!" Salmo 138.8

¿Cómo cambiar el contenido de aquello que abunda en nuestro corazón? Supongamos que tenemos constantes pensamientos de lejanía de Dios, de falta de paz, de fracaso o de rencor. La llave para cambiarlo es fijar nuestro pensamiento en lo opuesto, con claridad y auténtico interés. Llenando el corazón con lo bueno, desplazamos los pensamientos errados. Si decimos, por ejemplo: “no voy a pensar más en esa injusticia”, ¿sobre qué estamos pensando sino en la injusticia que recibimos? La clave para dirigir nuestros pensamientos y, por tanto, el secreto para definir nuestro destino, consiste en llenar el corazón con pensamientos positivos en lugar de pensamientos de pecado, de resentimiento y de derrota.

"Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti." Isaías 26.3

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