sábado, 24 de septiembre de 2016

El cuarto Mandamiento

"Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado." Éxodo 20.8-11

Debemos tener presente que este precepto fue dado a un pueblo que acababa de salir de la esclavitud. Apartar un día de la semana para que todo el pueblo, los extranjeros y hasta los animales cesasen todas sus actividades y dedicasen ese día a descansar en Dios, era realmente algo revolucionario. La fe y la devoción espiritual no nacen de la observancia de reglas, pero éstas pueden ayudar.

Tomás de Kempis escribió: "Si ponemos todo el progreso religioso en puras observancias exteriores, pronto se nos acabará la piedad." Así como los demás mandamientos del decálogo, éste también es una instrucción para buscar la Presencia de Dios en todo lugar y en todo tiempo. Nuestra forma de ver las cosas puede producir escasez, pero en Dios hay abundancia infinita; nuestros afanes nos fatigan, pero en Dios hay reposo y plenitud.

El precepto del día de reposo tiene un significado más profundo que el simple descanso físico. Si cada día podemos reconocer la Presencia divina, no solamente en los momentos de oración, sino también en todos los asuntos, entonces gozaremos del reposo en el seno de Dios, porque para cada día será un día sagrado.

"Por eso, Dios ha vuelto a señalar un día, un nuevo «hoy», y lo ha hecho hablándonos por medio de lo que, mucho tiempo después, David dijo en la Escritura ya mencionada: «Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice, no endurezcan su corazón.»" Hebreos 4.7

Dios está presente en todas partes, en todo tiempo y en todas las circunstancias. Si entendemos la enseñanza de Jesús y la ponemos en práctica, siempre será para nosotros un día de reposo santificado para Dios, y el lugar estemos será terreno sagrado y altar de la gloriosa Presencia.

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