jueves, 22 de septiembre de 2016

El tercer Mandamiento

"No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre." Éxodo 20.7

Esta es una ley fundamental de la vida espiritual, y realmente significa que no debemos hacer mal uso del nombre de Dios. El tomar en vano y a la ligera el nombre divino jamás quedará sin consecuencias. Lamentablemente, de forma constante tomamos el nombre del Señor en vano cada vez que intentamos vanamente imponernos, en lugar de aceptar la voluntad divina. 

El nombre de Dios representa nuestro entendimiento respecto de su naturaleza y su voluntad. La idea que nos formamos acerca de Dios determina toda nuestra vida: si creemos que Dios es bueno, amoroso, compasivo, y generoso, esos atributos se manifestarán en nuestra existencia. Si, en cambio, creemos que Dios es poderoso pero no bondadoso, o si creemos en un Dios que posee sabiduría infinita, pero no es misericordioso, entonces así se manifestará nuestra experiencia de Dios.

Difícilmente se hallará a alguien que ose decir que Dios no es bueno, pero cuando la gente afirma que es Dios quien envía
enfermedad, sufrimiento y problemas cumpliendo algún propósito oculto de su voluntad, realmente están afirmando que Dios que no es bueno. La idea que nos formamos de Dios no puede ser en vano. De acuerdo a nuestra creencia, se manifestará en nuestra vida. Cuando queremos encerrar a Dios en nuestros conceptos, nuestros prejuicios o nuestros intereses, en verdad no lo estamos limitando a Él, sino a nuestra experiencia.

"Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre." Mateo 6.9

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