viernes, 2 de septiembre de 2016

Manos para la obra


La verdad no se dejó sin testigos,
envió débiles voces para que en todo 
resplandeciese su luz y no la pompa 
o el poder del conocimiento efímero.

Servidores de los servidores llamados 
para la edificación del Templo vivo.
Sin más fuerza que la luz de la verdad, 
la fe y el conocimiento del Hijo de Dios.

Desde la casa paterna él distribuye generoso
a sus obreros el salario, antes mismo de
iniciar las tareas a que fueron llamados.

Misterio de amor inmenso que, sin dudar,
pone en manos muy pequeñas su plenitud.
La verdad no se dejó sin testigos, yo soy uno.

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