viernes, 7 de octubre de 2016

El séptimo Mandamiento

"No cometerás adulterio." Éxodo 20.14 

A pesar de que en nuestra época intentamos restarle importancia o radicalidad, este mandamiento significa exactamente lo que quiere decir. La ética cristiana, fundamentada en la pureza del amor, no puede ser relativizada sin perder su singularidad y su fuerza. No cometer adulterio es esencial, porque la santidad de la relación es el fundamento de la paz y de la comunión, entre nosotros, y también con Dios. Pero el sentido del mandamiento no se agota en una formalidad exterior de lealtad, es más, mucho más. 


Cuando leemos el Antiguo Testamento nos damos cuenta que el adulterio y la fornicación estaban muy relacionados, e inclusive se tomaban como sinónimos, con la idolatría. La adoración idolátrica era condenada como adulterio. La razón principal de este entendimiento ya estaba explícita en el primer mandamiento: "No tengas otros dioses aparte de mí". A lo largo de las Escrituras encontramos a Dios presentándose como marido del alma humana, queriendo expresar así su deseo de comunión, intimidad y fidelidad. Así también encontramos que la idea de la mujer adúltera, quien es infiel a su marido, constantemente significa el alma humana que está desviándose en pos de algún otro dios.

"¡Oh gente infiel! ¿No saben ustedes que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios? Cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios. Por algo dice la Escritura: «Dios ama celosamente el espíritu que ha puesto dentro de nosotros.»" Santiago 4.4-5

No hay comentarios:

Publicar un comentario